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    [Óscar 2018] Tres anuncios en las afueras: la redención nunca valió la pena

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    ¿Tres Anuncios en las afueras se llevará el Oscar a mejor película?

    Llegamos al final de nuestro repaso a las 9 nominadas a Mejor Película en estos Premios Óscar. Con todo preparado para la gran gala de este domingo 4 de marzo, nos vamos a Ebbing, Missouri y sus Tres Anuncios en las afueras, cinta dirigida por Martin McDonagh y protagonizada por Frances McDormand. Por última vez en esta temporada de premios… ¡Empezamos!

    Meses después de la violación y el asesinato de su hija, Mildred Hayes (Frances McDormand), cansada de la ausencia de respuestas, decide colocar tres vallas de anuncios en la misma carretera donde la chica fue asesinada, con la esperanza de que la presión social sirva para reabrir el caso. En los anuncios, tres mensajes dirigidos directamente al sheriff del pueblo, Bill Willoughby (Woody Harrelson):

    Violada mientras moría

    ¿Y todavía no hay arrestos?

    ¿Cómo es posible, Jefe Willoughby?

    A partir de esta acción, la guerra personal de Mildred contra el mismísimo departamento de policía del pueblo no hará más que escalar, especialmente cuando entra en su juego Jason Dixon (Sam Rockwell), un joven policía ansioso de violencia contra todos aquellos que pretendan cuestionar minimamente su autoridad o la de cualquier compañero.

    Si algo se alza por encima del resto en una cinta como esta, de ensamblaje perfecto, es su guión. Escrito por el también director de la cinta, Martin McDonagh, el texto de Tres Anuncios en las afueras se va cociendo a fuego lento tras un comienzo frenético en el que ya desde la primera secuencia somos testigos de como la protagonista decide colocar las vallas que darán inicio a todo. Con una tensión de puro increscendo en cada escena que se nos presenta, la cinta consigue un ritmo de precisión perfecta, construyendo la casa hasta el tejado para hacerla explotar repetidamente a base de cócteles molotov, y empezar de nuevo a levantarla sobre sus cimientos.

    Tres Anuncios en las afueras
    Frances McDormand en «Tres Anuncios en las afueras»

    Un ritmo que parece imposible de mantener pero que sin embargo consigue que la película no decaiga en ningún momento. No escasea tampoco el autor irlandés a la hora de recurrir al humor negro como guinda para un pastel que consigue ir desde la violencia más puramente física hasta la emoción a flor de piel, con personajes que de la nada pasan a convertirse en los roba escenas de la película con secuencias que dejan al espectador por los suelos. Poco espacio queda para la duda, atreviéndonos pues a considerarlo como el mejor guión del año.

    Pero la estrella, por muchas amenazas que consigan ponerle delante, no es otra que Frances McDormand. Un papel el suyo que termina de redondear un año como pocos se recuerdan para las figuras maternales en el cine, normalmente relegadas a secundarias en este tipo de películas. Aquí, la actriz norteamericana se toma vía libre para hacerse una película a medida de esos deseos de respuestas y venganza que mueven a su personaje. De carácter desagradable, pero con el coraje necesario como para hacer sobrellevar un duelo repleto de contención y frialdad emocional pero desatado en todos sus aspectos físicos, su Mildred Hayes se dibuja con la autoridad necesaria como para romper cualquier estereotipo sobre la capacidad de los personajes femeninos para resultar crudos, violentos e incontrolables, y aún así terminar por ser comprendidos por unos espectadores deseosos de darle la justificación que la cinta no se decide a brindarle en su huida de toda posible redención imaginable. Parece casi seguro que será Tres Anuncios en las afueras la película que le de su segundo Oscar a Mejor Actriz, tras el conseguido por Fargo hace ya más de dos décadas.

    Son sus escenas compartidas con Sam Rockwell, la otra gran fuerza interpretativa de la cinta, las que suponen un choque de trenes en el que ambos se impulsan mutuamente en sus respectivos descensos a los infiernos. Es su policía racista, engreído, prepotente e incapaz de controlarse el que experimenta una mayor transformación a lo largo de la cinta, cambiando el motivo de su lucha, pero permaneciendo siempre fiel a sus raíces, por criticables que estas sean. La razón que motiva esos cambios es su mentor y compañero en el cuerpo de policía. Un Woody Harrelson de carácter paternal que toma el que quizás sea el papel más emocional y tradicional en cuanto a las formas, regalándonos un arco que termina por romperte de la manera más escandalosa e inesperada posible. Un papel que pese a todo, está siendo poco reconocido por culpa de una película donde son los fuegos artificiales de sus compañeros los que más brillan, pero que por qué no decirlo, puede que no sean los que más perduran.

    Tres Anuncios en las afueras
    Woody Harrelson y Sam Rockwell

    Impensable la libertad y los excesos en todas estas actuaciones sin la acertada dirección de un Martin McDonagh decidido a llevarlos a los extremos de la humanidad. Con la cámara, el cineasta consigue una eficacia máxima, concentrándose en rodar de manera sobria y sin lucimientos, pero consciente de tener entre manos un guión brillante, con la potencia necesaria como para explorar todas sus dudas y planteamientos morales, sin limitaciones y sin códigos preestablecidos. Inteligente también su uso de la música, obra de un Carter Burwell más country que nunca, poniendo sonido a esa pena silenciosa de la protagonista.

    Tres Anuncios en las afueras es una obra de las que bailan en los grises, conscientes de que el blanco y el negro no son colores válidos para retratar la condición humana. Aquí, los protagonistas tienen motivos para volverse violentos, y los antagonistas son capaces de usar sus dudosos métodos para hacer el bien. Es en su eterna capa de grises donde la cinta se distancia del resto, rompiendo esa barrera invisible que parece marcar que los protagonistas deben ser personajes que nos caigan bien, y a los que podamos comprender en sus acciones. Y que en caso de no hacerlo, hay una deuda no escrita con ellos para, en un momento u otro de la cinta, acabar redimiéndolos, dejando al espectador con un buen sabor de boca y sin la sensación de haber gastado dos horas de su vida en apoyar a alguien que no lo merece.

    Ahí reside la valentía de Tres Anuncios en las afueras, una película donde todo gira en torno a la pregunta, sin aparente respuesta para sus personajes, de si realmente vale la pena llegar hasta el final. Cuando ese extremo final, además, implica a una madre incapaz de olvidar o perdonar, y dispuesta de manera justificable a no hacerlo hasta el mismo momento en que la memoria, el recuerdo y la figura de su hija sea honrada, los marcos morales que nos piden juzgarla, se vuelven aún más difusos. Es aquí donde la cinta se niega a complacernos en ningún momento, consciente de que aun siendo algo racional, la redención, para personas que como Mildred, están decididas a cumplir su objetivo, arrasando con todo lo que se les ponga por delante; no es un argumento válido.

    Opciones en los Óscar:

    Opciones reales: Película, Actriz (Frances McDormand), Actor de reparto (Sam Rockwell) y Guión Original (Martin McDonagh).

    Posibles sorpresas: Ni su banda sonora ni su montaje parecen tener posibilidades de irse con la estatuilla.

    Total de nominaciones: 7 – Película, Actriz (Frances McDormand), Actor de reparto (Sam Rockwell y Woody Harrelson), Guión Original (Martin McDonagh), Banda Sonora (Carter Burwell) y Montaje (Jon Gregory).

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