La clase de esgrima en cines a partir del 15 de julio
La Clase de esgrima (Miekkailija) es una película finlandesa dirigida por Klaus Härö y protagonizada por Märt Avandi, Ursula Ratasepp, Hendrik Toompere Sr., etc., que se estrena en cines el 15 de julio.
Endel Nelis, (basado en una persona real), es un maestro de esgrima de Estonia que ha regresado a su ciudad natal debido a la guerra. En la Segunda Guerra Mundial, Alemania reclutó a jóvenes de Estonia para que luchasen en su bando, pero cuando los rusos ganaron, Stalin envió a la policía secreta para detenerles. Muchos huyeron antes incluso de luchar, pero todos están ya bajo su punto de mira.
Endel es uno de aquellos a los que están buscando.
En Haapsalu…
Endel vivía en Leningrado, pero tuvo que marcharse de allí. Ahora a vuelto a Haapsalu y ha comenzado a dar clases en una escuela.
El camino no es fácil. Ahora está solo, el director le acecha (lleva su propio régimen dictatorial en la escuela, y no quiere amenazas), y su amigo Alexey le informa desde Leningrado de que le siguen buscando y no puede volver.
Allá donde mira, su mirada se cubre de extrañeza, de nostalgia. Le contrataron para dar clases de gimnasia y no tenía equipo para hacer gran cosa…
«Los militares se lo llevaron todo». Una vez más, ¿verdad?
Endel solo lleva con él un florete, el suyo. Marta, una niña que le ve usarlo se interesa y pide que la enseñe. Así surge la idea de fundar un club de esgrima (que sigue existiendo hoy día) para enseñar algo a esos niños a los que la guerra y la ocupación rusa les ha arrebatado tanto. Muchos han perdido a sus padres y otros seres queridos, viven en la pobreza y tienen pocas cosas en las que enfocar su alegría. Cuando Endel llega con su florete y sus ganas de enseñarles, cada vez más crecientes gracias al fervor de los niños, todo cambia para ellos.
Y también para él.
Esta es una historia sobre historia. Sobre la de un país asolado por una guerra, y sobre sus gentes… Aquellos tantos a los que se llevaron y todos aquellos a los que dejaban atrás.
Endel muestra a esos niños una parte de lo que él es, de algo que le gusta y disfruta enseñando. Y él ve en esos niños a gente perdida que necesita su ayuda, la de un padre que ha venido a rescatarlos, y no les puede dejar de lado. «Es bueno que estén centrados en algo, así no piensan en lo demás».
Jaan, uno de los alumnos, no se cree lo bastante bueno como para que él o nadie le pueda enseñar, pero Endel no opina igual, y acaba demostrándole que el que quiere hacer algo es capaz de conseguirlo.
La primera vez que Endel da una carcajada sincera es cuando su amigo Alexey le manda equipamiento de verdad para sus alumnos. Para sus niños.
Y a partir de ahí todo mejora un poco su color. Además, ahora conoce a Kadri, otra profesora con la que descubrirá una relación nueva y maravillosa. Pequeños toques de alegría en su vida…
Todo parece sonreírle hasta que hay un torneo de esgrima en Leningrado al que sus alumnos quieren ir.
Ir puede ser muy peligroso para él. Pero cómo no hacerlo, ¿verdad? Son sus niños…
Las actuaciones de los niños y del joven maestro son remarcables, sus rostros, compungidos de dolor, preocupación, y esos pequeños destellos de alegría te marcan a la perfección cada cariz dramático de la película. Ellos son la película, sus relaciones, sus historias contadas y no contadas, sus ojos rojos de tanto llorar, su sonrisa al dar una estocada certera a su oponente, su mirada de ilusión que brilla entre todas aquellas sombras…
Pequeños trozos de vidas que se unen para dar alma a una película sobre el dolor, sobre el dejar atrás, pero sobre todo sobre el seguir siempre hacia delante.
Una gran lección, maestro Endel.










