Antes de nada, una aclaración importante. Como todos espero que sepáis las críticas son personales y uno puede o no coincidir con ellas. Por supuesto los gustos de cada uno van a influir sobre su opinión sobre una película, y mis gustos con respecto al cine comercial español son bastante simples: no me gusta. Dicho esto, y una vez visto Secuestro he de decir que como película me gustó, así que eso tiene cierto mérito.
¿Y cómo es eso? Pues porque por suerte (al menos para mí) nos vamos alejando de los tópicos y haciendo películas más abiertas. En el género que nos atañe, el thriller, tenemos ejemplos reciente como El Niño (Daniel Monzón, 2014) o La Isla Mínima (Alberto Rodríguez, 2014). Películas que beben del cine de suspense americano y ofrecen una calidad y unas tramas interesantes. Secuestro sigue esta tendencia. Nos encontramos ante una película sólida, con un guión firme que presenta giros interesantes de la mano de Oriol Paulo (El Cuerpo, 2011). Logra mantener la atención del espectador y llevarle por derroteros que no espera.
Además cuenta unas interpretaciones solventes de la mano de la veterana Blanca Portillo (Volver, 2006) como protagonista indiscutible y un elenco eficaz de secundarios encabezados por el polifacético José Coronado (No habrá paz para los malvados, 2011). Añádele una fotografía adecuada y una dirección calculada por parte de Mar Targarona. Súmale una documentación adecuada sobre el trabajo policial para darle realismo. El resultado final es un largometraje que llega al espectador.
Esperemos que Secuestro sea una pieza más en esta tendencia que estamos observando en esta década en el cine español. Películas interesantes que se salen del drama o de la comedia cutre, que puedan atraer un gran publico tanto por calidad como por temática. Un largometraje que recomiendo ver no sólo por su interés, que lo tiene, sino para que podamos ver más productos así en nuestras pantallas.








