¿Recordáis todas esas películas en que dos personas intercambiaban su mente y quedaban atrapadas en un cuerpo que no era el suyo? Las hay de todas clases, con un niño y su padre («Viceversa» 1988), con mujeres de protagonistas («Freaky Friday», 2003), o con mezcla de géneros («The hot chick», 2002). Ahora, Barry Sonnenfeld nos trae una nueva ¿comedia? familiar titulada «Siete vidas» en la que un alto ejecutivo y dueño de una importante empresa tiene un accidente y su alma queda atrapada en el cuerpo de un gato. Vaya punto de giro, ¿eh?.
Tenemos por un lado a Tom Brand, empresario y megalómano, omnipresente en su empresa (podemos encontrar fotos con su cara en todos y cada uno de los pasillos y despachos) y siempre ausente en casa. Su hija tiene un deseo para su cumpleaños: quiere un gato. La pobre Rebecca se siente sola y pide algo de compañía, pero su padre aborrece la idea de tener un gato en casa. Finalmente, después de consultarlo con su mujer (y también con los accionistas) decide que lo mejor es hacerse con un gato para la pequeña y solucionar el problema. Pero entonces Tom entra en la tienda de Felix Perkins (Christopher Walken) y de entre todos sus gatos se queda con Mr. Fuzzypants.
Ya de vuelta a casa con Mr. Fuzzypants, Tom tiene un accidente con su vehículo y termina en el hospital. Aunque su cuerpo está vacío, porque su alma se esconde dentro del cuerpo del gato recién adoptado. Ahí comenzarán los problemas de nuestro protagonista, que intentará por todos los medios no perder a su familia, ni su empresa, ni sobre todo su cuerpo.
Genial reparto que no aporta absolutamente nada a una película con cinco guionistas en la que hay más agujeros de guion que sentido, con un director que no aparece. En general, un desastre para todos los públicos.
Título original: Nine Lives (2016).
Dirección: Barry Sonnenfeld.
Guion: Gwyn Lurie, Matt Allen, Caleb Wilson, Dan Antoniazzi, Ben Shiffrin.
Reparto: Kevin Spacey, Jennifer Garner, Robbie Amell, Cheryl Hines, Mark Consuelos, Malina Weissman, Christopher Walken, etc.
