África siempre ha sido una de las zonas del mundo de la que se han aprovechado todo lo que han podido, de sus gentes, de sus tierras y especialmente de sus recursos, que son muchos.
En este documental que el director David Reznak grabó durante todo un año en la ciudad de Malí conocemos el punto de vista de los más damnificados por los países ricos, los africanos.
Distintos puntos de vista que nos muestran las penurias por las que tienen que pasar los ciudadanos para alimentar a sus familias, que suelen estar compuestas por muchos miembros.
La situación de la mujer en África, el problema del ferrocarril (cuyo nombre utiliza el director para la película, CC1682), el pluriempleo de los africanos o cómo sale adelante una tienda de fotografía y otra de ultramarinos en un país sumido en la pobreza y que se tiene que conformar con la basura de los países más ricos son algunos de los temas que se tratan. Los protagonistas de este documental son pobres pero al mismo tiempo pluriempleados y emprendedores con muy buenas ideas que han sabido sobrevivir a pesar de las condiciones adversas. Los problemas políticos inevitablemente planean sobre el documental puesto que aunque África es un país mayoritariamente pobre la clase política de allí se aprovecha también de la situación para llevarse su parte dejando a los africanos preguntándose si sirve de algo seguir intentándolo.
El documental tiene una duración de dos horas en las que se entremezclan las distintas historias de sus personajes, con un reparto coral que nos ayuda a hacernos una idea global de la situación. El principal problema del montaje es que hay pocos diálogos y muchos silencios, lo que por un lado aporta un clímax de desolación pero por otro puede llegar a aburrir al espectador por lo prolongado de los silencios.
Director: David Reznak.