Las heridas del viento, una adaptación teatral de Juan Carlos Rubio, el propio director y creador de la obra de teatro que estuvo en cartel más de dos años en el Teatro Lara, llega este 19 de enero a la gran pantalla compartiendo la historia más personal de Juan Carlos Rubio acerca de su padre.
Las heridas del viento propone la historia de David (Daniel Muriel), un hombre que nunca ha tenido una buena relación con su padre y que, tras su muerte, descubre una serie de cartas que le muestran algo revelador. David descubre que su padre recibía cartas de amor de otro hombre y, por ello, decide ir a hablar con dicho hombre, Juan (Kiti Mánver), para desentrañar la verdad.
Una producción con muchas dificultades y piedras en el camino que se compone únicamente por dos personajes y dos escenarios, y con un punto fuerte que reside en un guion brillante. Sin duda es una clara intención por parte de Juan Carlos Rubio de llevar las tablas teatrales al cine, que lo consigue con gran certeza y personalidad.
El cine nunca dejará de sorprendernos
Con Las heridas del viento me ha surgido algo extraordinario que tengo la clara certeza de que no me había ocurrido algo similar con ninguna otra película. Durante el transcurso de la misma tenía la increíble sensación de encontrarme en una butaca de un teatro, donde los actores conectaban con el público y con el entorno, como si estuviesen interpretando sus respectivos personajes en ese mismo momento.
Incluso es muy impactante ver como Juan Carlos Rubio usa recursos teatrales en una película, utilizando el aparte, un recurso teatral donde uno de los personajes confiesa hechos de la historia al público y que es importante que los demás personajes no lo sepan. En Las Heridas del Viento, los dos personajes, David y Juan, rompen con la cuarta pared para dirigirse al espectador con revelaciones y pensamientos que sólo nosotros percibimos.
El hecho de que Las heridas del viento esté a caballo entre el cine y el teatro abre un gran abanico de connotaciones positivas y negativas. Quitémonos el mal trago cuanto antes y centrémonos en lo negativo por un instante.
Las heridas del viento es una película, y por ello los espectadores que acogerá en sus salas son de cine. Con esto quiero recalcar que la película no es ni mucho menos para todos los públicos. Se trata de una obra de culto y un ejercicio de plasmar el teatro en la gran pantalla que va dirigido a un público concreto y que más que eso, es un proyecto extremadamente personal del director y no todo el mundo sabrá apreciarlo de la misma manera. Quizás es uno de los pocos errores que le veo al filme de Juan Carlos Rubio. Pienso que debería haber dado un paso más allá en cuanto a localizaciones, movimientos, personajes, ya que por muy personal que sea la película, no deja de ser cine.
Y ahora, vamos con los aciertos de Las heridas del viento, que no son pocos. Y por ello, sería un delito no comenzar alabando el guion que sostiene el filme. Unos diálogos maduros y espectaculares, donde se plasma una gran reflexión de la homosexualidad en el pasado. Como una película con dos personajes, dos escenarios y, sobre todo con un factor muy importante en la actualidad, la imagen en blanco y negro puede hacer que prestemos toda nuestra atención en cada diálogo y en cada acción que sucede.
Una película que se acerca tanto a la práctica teatral necesita de algo esencial para que sea redonda, y en Las heridas de viento este algo esencial existe y funciona. Estamos hablando de las excepcionales interpretaciones de Daniel Muriel y, en especial, de Kiti Mánver, que tenía que interpretar nada más y nada menos que el papel de un hombre. Unas interpretaciones sublimes y potentes, que conectan con el espectador desde el primer momento.
Las heridas del viento es una obra cinematográfica de orfebrería que nos transporta al lado más personal de Juan Carlos Rubio y que desde Moobys pensamos que todo amante del cine debería dar una oportunidad.
Director: Juan Carlos Rubio
Reparto: Daniel Muriel, Kiti Mánver
Fecha de estreno en España: 19 de enero de 2018









