Bonnie Bears: el gran secreto, otro estreno mediocre del cine infantil.
Bonnie Bears: el gran secreto (2018), la nueva entrega de la saga del director chino Ding Lang, ha llegado a nuestras salas este mes de febrero sin una base artística, ni un guion, puesta en escena, o cuidado de los personajes que aporten algo diferente a la línea general a la que el género de animación infantil nos tiene acostumbrados en los últimos años.

Es una historia de amistad, que nos muestra la importancia de la familia, en la que el protagonista, el oso Briar, frustrado con su hermano Bramble y el resto de sus amigos del bosque, decide lanzarse hacia una nueva aventura y adentrarse en el mundo del espectáculo. Así se convierte en la estrella del circo dirigido por Hugo el gorila, que necesita un nuevo impulso para convertirse en el show que fue en el pasado.
Después de pasar un tiempo desaparecido, su hermano el oso Bramble, y sus amigos logran encontrarle, aunque Briar no está seguro de querer regresar al bosque y abandonar su nueva vida como estrella del espectáculo.
La trama transcurre durante casi 100 minutos, en los que el director Ding Lang no solo no logra entusiasmarnos, si no que, con su puesta en escena bastante floja, y con un estilo digital carente de personalidad y carisma, consigue aburrir hasta a los más pequeños.

Lo mejor de esta obra son los valores que consigue transmitir. Amistad y unidad hasta el final, son la base para que los malos no se salgan con la suya.
Dirección: Ding Lang
Productora: Fantawild Animation / Le Vision Pictures
Duración: 99 minutos.
Fecha de estreno: 15 de febrero de 2018.







