Malas noticias llegan esta semana al Festival de Sevilla, las nuevas medidas anti-covid dificultan aún más el funcionamiento del evento. Se reducen las sesiones a partir de las 18:00H. Pero no todo iban a ser malas noticias, en el tercer día de festival hemos visto una buena dosis de cine.
Karen de María Pérez Sanz

La ópera prima de la directora, María Pérez Sanz. Nos sitúa en los últimos tiempos de Karen Blixen(Christina Rosenvinge) autora de ‘Memorias de áfrica’. Blixen vive en su mansión situada en África junto a su criado (Alito Rodgers Jr.), exploramos su relación de amistad y cómo coexisten el uno con el otro.
La película se queda en esbozos de lo que María quiere conseguir. La relación no consigue explotar ni transmitir la amistad en la que intenta profundizar. Existe una relación de coexistencia y no de amistad, el sigue órdenes y ella las ordena. Más que una amistad nos hace ver una relación propia del imperialismo, siervo-dueño.
Aún así el film arranca con una potencia visual que nos podría recordar a los mejores documentales de National Geographic. Y es que en la iluminación y fotografía encontramos lo mejor. Bañada en los colores del ocaso la iluminación transmite serenidad, calma y comodidad.
Hacia el final la película va aflojando y vemos los últimos días antes de que, en la actualidad, aquella preciosa mansión se haya convertido en un aclamo de turistas más.
Naked Animals de Melanie Waelde

Otra película premiada en la Berlinale que nos llega a la programación del SEFF. Premio a la mejor ópera prima. Melanie Waelde nos cuenta las vivencias de un grupo de jóvenes que están terminando el instituto y tienen que tomar una decisión sobre su futuro. Jóvenes sin familia y sin tutela paternal.
Waelde ahonda en el descontrol de emociones, el exceso de alcohol y drogas en el ocio. Con una violencia desmedida y un choque constante entre las emociones de los protagonistas Waelde intentará colar en el público (con mayor o menor acierto). Y es que una de las historias más interesante es la vida de un joven que no quiere seguir viviendo, constantemente se debate entre la vida y la muerte.
Podría ser una película espectacular pero fracasa en su toma de decisiones. Gira el foco hacia una protagonista que no consigue transmitir nada al espectador ansioso de hundirse en la miseria con Benni.
Night of the kings de Philippe Lacôte

La luna siempre ha significado algo para distintas culturas, la europea, la africana, etc. Cuando esta era llena en Europa se concebía que el hombre lobo se despertaba de su letargo. En la India la luna roja puede significar indigestión o que una herida sangra el doble.
Pero en Night of the King y en la cárcel de La Meca los presos y su jefe Barba Negra tienen un rito y cada luna roja nombran a Román (Koné Bakary), una especie de juglar moderno que relata un cuento para los presos.
La película es una reinvención de la clásica historia de ‘Las mil y una noches’, pero bañada en cultura africana. Y es que nuestro querido Román no estará solo durante la ejecución del cuento si no que contará con presos danzando e interpretando sucesos de su relato.
La obra es un viaje a la cultura africana, con unos cánticos y unas danzas propias del continente. Todo esto bañando la historia típica de un rey al borde de la muerte y su sucesor queriendo la corona. Hay que destacar la dirección de actores que hace Lacôte, consigue mantener en plano una buena cantidad de actores en constante movimiento, espléndido. Consigue helarte en momentos puntuales, es totalmente recomendable.
My Little Sister de Stéphanie Chuat y Véronique Reymond

Casi todo el mundo coincide en que el amor entre hermanos y hermanas es irrompible (por lo general) y que aún con las peleas este no se fractura. Existen en el cine muchas historias sobre hermanos y muchas películas dirigidas por hermanos/as. Pocas consiguen lo que plante My Little Sister, una sorpresa que nos llevamos del festival.
My Little Sister cuenta la historia de dos hermanos gemelos, Sven (Lars Eidinger) enfermo con cáncer y de su hermana Lisa (Nina Hoss) dramaturga y donante para su hermano. Lisa intentará luchar por la vida y la carrera de su hermano mientras mantiene su vida a flote.
Las directoras consiguen narra de una manera magistral la decadencia de un actor, la desesperación por la lucha contra una grave enfermedad, el fracaso, la esperanza y el amor. Los 99 minutos de duración son una continua lluvia de golpes al corazón al ver la relación que mantiene Sven con sus sobrinos y hermana, transmitiendo una gran empatía al espectador/a.
Aprovechando los Alpes consiguen que el filme sea una construcción perfecta que no tiene ni una grieta en su diseño. El final culmina en la obra culmen de la autora. Muy recomendable.
Calamity de Rémi Chayé

Durante la ejecución del festival es agradable encontrarse como las salas se llenan de público joven y niños. Completan el festival añadiendo felicidad y color. Pero este año con el Covid 19 el festival se ha vuelto lo más silencioso posible y las anteriores colas gigantes se han reducido a minúsculas.
Pero algunos padres valientes y en un empeño de llenar a sus hijos de cultura europea asistieron con nosotros a la proyección de Calamity.
Calamity nos cuenta la historia de Martha Jane una joven heroína en un mundo liderados por hombres, el antiguo oeste americano.
El film hace uso de un diseño artístico impresionante, una animación que hace del antiguo oeste un lugar agradable y en momentos terrorífico. La paleta de colores usada para cada momento en la historia de Calamity es sensacional. Consiguiendo transmitir sentimientos y emociones de la protagonista.
Pero no es lo que me gustaría destacar de esta película. El equipo detrás de esta obra ha querido resaltar el empoderamiento que la protagonista sufre, pisoteada una y otra vez por creencias patriarcales.
Los niños y niñas que vean esta película encontrarán una figura con la que poder identificarse. Hace más falta cine como por el que apuesta Calamity.
Exile de Visar Morina

El mundo no es un lugar seguro para nadie, muchos de nosotros tenemos la suerte de vivir en un país primermundista como es España. En Exile nuestro protagonista Xhafer (Mišel Matičević) vive en uno de los países más avanzados de Europa, Alemania, junto a su mujer e hijos. Pero Xhafer, inmigrante de Kosovo, no vivirá lo que se podría llamar el sueño europeo. En el trabajo es acosado por ser extranjero, se encuentra a ratas muertas, su relación de pareja se resiente.
Pero, ¿es esto real? Morina ahonda en lo psicológico para transmitirnos lo que una persona inmigrante siente cuando llega a un nuevo país, el miedo a ser el o ella mismo/a. El personaje irá cayendo en un túnel sin salida y cerrando su mente llegando a extremismos. A veces estudiar como una persona ha podido llegar al extremismo es la solución para poder aprender a combatirlo.
Visar crea una genialidad y juega con la metáfora a su favor. Usando un animal odiado por la población para que el protagonista se identifique. Este mismo animal me ha hecho vivir una de las escenas que más me han conmovido en el cine.






