Generaciones de familias se dedican a este duro trabajo
En el pueblo ugandés de Katwe, a orillas de un lago salado, la vida transcurre entre promesas de desarrollo incumplidas y la dureza del trabajo en condiciones tóxicas. A través de mujeres como Abooki, que sostiene a su familia moliendo sal, y otros personajes cotidianos, el documental revela cómo la corrupción política, la herencia colonial y la precariedad económica marcan el destino de la comunidad. Con imágenes poderosas y un sutil humor, Nima Shirali retrata un lugar donde el lago salado, fuente de identidad y esperanza, se convierte también en símbolo de explotación y de un futuro incierto.
El primer documental de Nima Shirali que nos deja sin palabras ante el gran trabajo de una gran comunidad que lidia a la vez con la corrupción política. Así conocemos al pueblo de Katwe, que da nombre al título de este, su primer trabajo audiovisual.
Conociendo el lago salado
En Katwe conocemos el lago salado, podemos llamarle el gran centro de producción, en esta comunidad no desean que llueva, ellos rezan por el sol, porque al fin y al cabo es lo que les ayuda a generar y recolectar la sal, su sustento para el día al día.
En este pueblo vemos a generaciones de familias que tratan de salir adelante como pueden, el trabajo es más que duro y si por si fuera poco, no se trabaja en buenas condiciones, hay cosas muy tóxicas y no tienen el equipamiento necesario para ello. Son imágenes duras, pero llevadas con gran sutileza por parte de la directora Nima Shirali.
Katwe no solo lucha contra un sistema de desempleo, trabajo mal remunerado y las malas condiciones en las que se encuentran, además hay que sumarle a ello la corrupción política en la que se encuentran, son vulnerables y no hay una luz, ni una vía de escape ante ese problema, al menos no por el momento.
Dirección: Nima Shirali / Género: Documental / Duración: 97 minutos / Festival: Another Way Film Festival







