El primer fin de semana del Festival de Cine de San Sebastián tradicionalmente siempre ha sido el más ajetreado. Como es lógico, tanto prensa como organización aún rebosa de energía y el hotel Maria Cristina rebosa de invitados de renombre para la apertura. También el primer fin de semana es el momento de entregar los premios Donosti, que, uno de ellos, premia la carrera del actor tejano Ethan Hawke.
El otro punto fuerte del día fue la proyección de la última película del director Alberto Rodriguez, El Hombre de las Mil Caras. El director de La Isla Mínima adapta la novela de Manuel Cerdán, «Paesa, el espía de las mil caras», contando el relato de Francisco Paesa y el ex-director de la Guardia Civil, Luis Roldán. Rodriguez vuelve a hacer un trabajo redondo, inculcando tensión y dinamismo en este thriller de despachos.
La película hizo las delicias de público y crítica y tanto el director como el reparto pudieron dedicarnos unos minutos, comentando su experiencia tanto durante el rodaje como sus recuerdos de los hechos ocurridos a principio de los noventa, que sacudieron todo el país.
Al regresar al Kursaal, aún pudimos asistir a la rueda de prensa del Premio Donosti, Ethan Hawke, que gracias a la relevancia y accesibilidad del actor se estaba prolongando. Aún así también tuvimos el placer de entrevistar en privado al actor en el hotel Maria Cristina. La prensa hizo hincapié en su último estreno, Los Siete Magníficos, queriendo saber más acerca de su personaje, la amistad con el director Antoine Fuqua y su relación con las armas. Hawke, que aprendió a disparar con 10 años reconoce que la regulación de las armas de fuego en Estados Unidos es una necesidad y que los violentos y desequilibrados capaces de coger un rifle y ponerse a disparar en un colegio o en plena calle, siempre encontrarán una justificación para tales actos, ya sean los westerns u otro producto de la cultura popular. Aunque Hawke reconoció en la rueda de prensa que sería todo un honor poder venir algún día a este festival con una película como director, ya que reconoce que es la evolución normal de un actor, también enseña a sus alumno de cine que para poder dirigir bien, primero hay que ser un buen actor y comprender todos los entresijos de la profesión.
The Oath
La mañana quedó llena de entrevistas pero por la tarde, el Teatro Principal sigue siendo el escenario de los estrenos de Sección Oficial. El director islaandés Baltasar Kormákur nos trae Eiðurinn / The Oath (titulada extrañamente «Medidas Extremas» en español), una historia de venganza sobre un padre que desea rescatar a su joven hija de una relación tóxica con un hombre que no la conviene.
Kormákur realiza un trabajo insulso rayando el telefilme (más si utilizamos el manido título español) que sorprende que haya entrado en sección oficial. Aunque el reparto y las localizaciones islandesas acompañan, este tipo de historia ya está muy manida y aporta realmente poco. El drama familiar torna rápido en suspense llegando a un clímax que decepciona y resuelve de manera vacía.
Florence Foster Jenkins
Para cerrar la noche asistimos a otra de estas películas más mayoritarias y ligeras, en este caso se trata del relato de la excéntrica millonaria considerada como la peor cantante de la música contemporánea, Florence Foster Jenkins.
Con Meryl Streep y Hugh Grant (que ha venido a presentar la cinta) a la cabeza, Florence Foster Jenkins parece una buena invitación para la comedia, sin embargo, la película alterna entre una comedia ligera y un drama constantemente sin definirse en un género concreto. Ligera y sencilla, divertirá al gran público sin llegar a ser especialmente relevante. Meryl Streep encarna el protagonismo absoluto y magnético de la señora Foster pero exagerando su actuación hasta el punto que puede llegar a hartar.
Una película sin mucho fondo para terminar la noche y que dio paso al mas animado de los debates entre los colegas, ya que, una vez más el SSIFF es la gente, no sólo las películas.