Líos del S. XVIII
Pocos escritores británicos han sabido plasmar una época como lo hizo Jane Austen (Reino Unido, 1775). La autora de obras como Orgullo y Prejuicio, Emma o Persuasión, destacó, entre otras muchas cosas, por el amplio abanico de matices psicológicos que presentaban sus personajes. Amor y amistad, basada en una de sus novelas cortas, Lady Susan, lleva a la gran pantalla este concepto, apoyándose en un guión muy dinámico, refinado e inteligente.
Uno de los grandes aciertos narrativos de Amor y amistad es cómo la trama se complica a medida que profundiza sobre los aspectos personales (y pasionales) de sus protagonistas. Por este motivo, para los amantes de los líos románticos es oro puro. Lady Susan Vernon, interpretada por una Kate Beckinsale brillante, queda viuda y con una hija adolescente (Morfydd Clarck) bastante problemática a su cargo. Para silenciar las malas voces en torno a ella, Lady Susan acude a la mansión de su familia política, en donde comenzará a tejer un entramado sumamente complejo para casar a su pequeña con un hombre rico y, de paso, encontrar un nuevo marido. No dudará en utilizar todas las armas a su alcance para conseguirlo.
Además de contar con interpretaciones sobresalientes, la película gana enteros por su ambientación, sumamente acertada a la hora de retratar a esa élite británica de finales del S. XVIII, acomodada, superficial y materialista. Es por ello por lo que la obra dirigida por Whit Stillman sobrevive a unos primeros compases sobrios, algo lentos y sin el gancho de sus momentos finales. Kate Beckinsale, que firma uno de sus mejores papeles, logra mantener con holgura la atención del espectador en este primer tramo, seduciendo por su sutileza y atormentando por un intelecto exquisitamente macabro y manipulador. Ella es la película en sí misma, y el guión le da todo el protagonismo que bien merecería algún que otro premio a su trabajo.
Otro de los puntos fuertes de Amor y Amistad es su tono, mucho más humorístico y desenfadado de lo que cabría esperar en un principio. Desde una presentación de personajes francamente imaginativa, la película recurre al chascarrillo con bastante frecuencia, sobre todo cuando Tom Bennett asoma por pantalla. En cualquier caso, quizá su único defecto de peso sea el equilibrio entre los personajes principales y secundarios. Son muchos y muy variados, y a pesar de contar con una caracterización más o menos aceptable, ninguno llega a la excelencia y vigor de Lady Susan. Cuando ella se ausenta, la película pierde gran parte de su alma y de su entereza, algo que se habría solventado con un mayor refinamiento del guión en favor del resto de personajes.
En definitiva, seguramente el mayor acierto de Amor y amistad haya sido envolver de aire contemporáneo un drama de época, gracias a su gusto por los diálogos inteligentes y los personajes con trasfondo. Esto hace que el paseo de carruajes, vestidos ornamentados y escenarios sobrios no chirríen ni cansen, favoreciendo una propuesta narrativa fresca y alegre. Kate Beckinsale disfruta interpretando a Lady Susan, la vive y la siente, y con su interpretación la película va más allá de la adaptación por compromiso hasta respirar con aire propio. Y teniendo en cuenta que se trataba de Jane Austen, el mérito es más que notable.
Director y guión: Whitt Stillman
Reparto: Kate Beckinsale, Chloë Sevigny, Xavier Samuel, Stephen Fry, Tom Bennett, James Fleet.