[Cine] Que Dios nos perdone, un thriller con todas las letras.

Parece que el cine español ha dado en el clavo con la nueva generación de thrillers. Historias pequeñas pero muy bien contadas y con grandes personajes como La Isla Mínima o Celda 211 han dado aire fresco al género. Que Dios nos perdone viene para unirse a este cada vez más nutrido grupo de pequeñas perlitas de mano de Rodrigo Sorogoyen, Antonio de la Torre y Roberto Álamo. En Moobys pudimos disfrutarla en el 64SSIFF pero este fin de semana se estrena en las carteleras.

Velarde y Alfaro son dos inspectores de la policía de Madrid tan diferentes como peculiares. Uno es retraído e introvertido, pero muy observador y el otro es violento, bocazas y gruñón. Pero hacen buena pareja y cuando  son llamados por el suicidio de una anciana en el centro de la ciudad, rápidamente advierten que ha sido algo más que un accidente. Cuando unos días después una segunda anciana es hallada muerta en su casa, empieza a sobrevolar la figura de un asesino en serie en Madrid. Las cosas no son sencillas, pero la visita del Papa y los problemas personales que acarrean cada uno de los policías llevarán al límite la capacidad de ambos.

Que Dios nos perdone, nada que perdonar

Stockholm, La Pecera de Eva, Frágiles… A primera vista Rodrigo Sorogoyen no parece el director más adecuado para dirigir un thriller de acción como es Que Dios nos perdone, pero la cuestión es que no sólo salva la papeleta sino que demuestra una enorme habilidad para el género. Sorogoyen hace un gran trabajo detrás de la cámara, imprimiendo tensión en cada escena,  sabiendo qué contar y cómo; poniendo al espectador al mismo nivel que los policías (impresionante el montaje de la escena del balcón) y buscando su implicación.

Por encima de la historia, quedan las interpretaciones y los personajes. Roberto Álamo hace de nuevo un trabajo soberbio, interpretando de una manera tan natural al inspector Alfaro que en momento dudas de que hasta dónde llega la actuación. Antonio de la Torre, mucho más cohibido en su trabajo, que nos recuerda a otros papeles como el que interpretó en Caníbal, vuelve a tomar el papel de un hombre con problemas para relacionarse, algo que parece ser recurrente en su carrera.

En lo negativo podría destacarse la subtrama del inspector Velarde, que es fácilmente malinterpretable y puede generar rechazo por parte del público como ocurrió entre algunos de los compañeros de San Sebastián. Por otro lado, Que Dios nos perdone cae en gran parte de los clichés de las buddy movies: Una pareja peculiar, uno listo y el otro fuerte, unos compañeros inútiles y un asesino demasiado astuto… Tópicos todos ellos pero que no desmerecen para nada el trabajo de una película con una gran factura técnica y un gran reparto para quedar como uno de los grandes thrillers españoles del año.