Y de repente …
Siempre he pensado que la comedia, tanto en cine como en teatro y en otras artes, está muy infravalorada con respecto al drama o a la intriga. Y realmente, si lo pensáis, es más complicado que el patio de butacas se ría a carcajada limpia y con gusto. Todos tenemos problemas o asuntos por resolver, por eso creo que conectamos más directamente con drama. Y aquí está la clave de todo: tenemos que reírnos más.
Durante este mes de febrero os propongo un plan para los viernes a las 21:00h en una sala muy acogedora ubicada en el centro del barrio de Chueca: Sala AZarte. Se representa ahí una obra que busca hacer reír sin explicarnos un porqué, simplemente hacer reír al público. Porque es algo necesario. Con un título sugerente y haciendo un guiño al gran Tennessee William, llega De repente… un tranvía sobre el tejado de zinc caliente. ¿Qué cuenta esta obra?
Aparentemente se nos narra la vida cotidiana de una pareja normal. Sin embargo, poco a poco el público va descubriendo que se trata de algo más bien distinto: un actor frustrado porque no ejerce su vocación, sino que solo hace castings y castings, y como mucho lo contratan para figuración. Y por otro lado, una enfermera con mucho carácter que intenta hacerle ver a su pareja que la vida no es Disney y que debería intentar buscar trabajo en vez de seguir soñando.
Los papeles tradicionales y machistas del hombre y la mujer se ven aquí invertidos, y podemos ver una obra que reivindica la igualdad, aunque en mi opinión, el personaje que interpreta Amanda Cano podría no perder los papeles en tantas ocasiones y quizá no contrastaría tantísimo con el de él. Y he aquí uno de los puntos fuertes de esta obra: la interpretación de Luis Escobar. Por lo que pude ver, creo que es un gran actor que sabe desenvolverse a la perfección en diferentes tipos de tramas.
La comedia tiene algo de bucle si este está bien hilado y algo que podría mejorarse de esta obra, quizá sería eso. Hay momentos en los que la conversación en el salón entre ambos entra demasiado en bucle y eso impide que avance más rápido la obra hacia el final. Sin embargo, tiene unos puntos de humor que rozan la carcajada y eso al final es lo que cuenta.
Me gusta apoyar este tipo de obras por un motivo que siempre digo: el teatro no es fácil. Requiere de mucho esfuerzo por parte de todos los componentes de una obra y si, como en este caso, solo hay dos actores y poco personal técnico, me parece más loable sacar adelante un espectáculo. Ojo, que también me parecen increíbles los montajes en los que la producción es abundante. Una cosa no quita la otra.
Luis Escobar en esta obra hace las veces de actor y dramaturgo, ganando su parte interpretativa, en mi opinión. Es muy complicado sacar a flote una obra de teatro hoy en día. Bueno, realmente, cualquier obra artística. Por eso también aplaudo a este tipo de salas como la AZarte por acoger creaciones humildes que cuentan historias para todo tipo de público.
Si queréis pasar una noche divertida y ver una obra entretenida, tenéis una cita los viernes de febrero a las 21:00h en la Sala AZarte.
Horario: Viernes a las 21:00h en la sala AZarte.
Dirección: Andrés Alemán.
Autor: Luis Escobar.
Reparto: Luis Escobar y Amanda Cano.