Verónica Pallini es pedagoga, dramaturga y actriz. Ahora se encarga de dirigir el espacio y escuela de teatro Porta4 y protagoniza la obra Te voy a matar, mamá. Tuvimos la suerte de charlar con ella sobre la obra y también acerca del teatro independiente. Os dejamos con la entrevista y aquí la crítica.
Te voy a matar, mamá. ¿Qué le espera al público detrás de este título tan impactante?
Detrás de ese título está la relación de una madre muy particular con su hija. Lo que el autor intenta rescatar es la complejidad de esta relación madre-hija. Desde una mirada muy demandante de esta hija. Y el público lo que puede llegar a tener por momentos es cierta empatía porque todos en algún momento tenemos esa relación con la mamá. Y de lo que habla también es de la soledad.
La obra original es de Eduardo Rovner, ¿no?
Sí, es un dramaturgo argentino. Él no había estrenado en Barcelona y me pidió que lo hiciera, me gustó y dije: “Bueno va, voy a meterme en esto”. Y a mí como actriz me sirvió mucho porque me hizo rever el propio vínculo con mi madre. De hecho, ahora la voy a llevar a Buenos Aires para que ella vea la obra.
Imagino que fue todo un privilegio que contara contigo para la representación de su obra. ¿Cómo te lo dijo?
Me dijo: “Vero, no estrené en Barcelona. Me gustaría mucho que hicieses un texto mío. Mírate Te voy a matar, mamá que te puede interesar. Me haría mucha ilusión, quiero que lo hagas.”
¿Cómo recibiste la propuesta?
Mi reacción fue muy buena porque es un poco homenaje a él y también al teatro independiente argentino.

¿Cómo llega Te voy a matar, mamá a la Sala aZarte?
Mira, un día me levanté y dije: “Quiero ir a Madrid. Porque hace cuatro años que yo no actúo en Madrid y me gusta mucho esta ciudad.”. Y la Sala aZarte me dio la oportunidad.
¿Cuál ha sido el trabajo de Porta4, espacio que diriges, con esta obra?
Porta4 ayudo en la producción. Es importante porque nos permitimos tener unos mínimos para funcionar y lo interesante que yo hice en esta obra como sello mío es que cambié la dirección. Empecé con un director, Francesc Amaro, y en un momento dije: “No. Esta puesta hay que cambiarla.”. Entonces llamé a Alberto Díaz. Lo que me interesa es ir cambiando las puestas en escena con miradas que me acompañan porque yo también voy avanzando con la obra. Y también demostrar que el teatro está vivo, más allá del texto.
Y, ¿cada cuánto haces estos cambios?
Desde marzo estoy con esta nueva versión. Empecé con tres meses y después lo hice. Y ahora no sé si volveré a hacer cambio o busco otra obra. Pero sí que es la primera vez que yo innovo la dirección con un mismo texto y la misma actriz. Me resulta muy interesante en la búsqueda actoral porque cambió absolutamente la propuesta. La primera era muy histriónica y la segunda mucho más naturalista.
El personaje que interpretas es muy profundo, está lleno de rencor y sed de venganza. ¿Cómo lo preparaste? ¿Te has basado en alguna referencia?
Me costó mucho. Al principio tenía alguna referencia pero después solté las referencias y empecé a trabajar la situación. A mí me gusta construir el teatro desde lo situacional y me saqué toda la parte psicológica más pesada. Me parece más creativo.
¿Tiene algo de Verónica el personaje de Florencia?
No, Florencia no tiene nada que ver con lo que soy. Yo soy todo lo contrario a ella.
Un detalle que me encantó de tu interpretación fue la naturalidad con la que te mueves en el escenario y la soltura con la que interactúas con la puesta en escena. ¿Así lo quisieron Francesc Amaro y Alberto Díaz? ¿O fue una aportación tuya?
Fue mutuo porque los directores son los que me dan la mirada y me ayudan pero para mí ese estar en escena me parece fundamental para instalarme, para disfrutar. Mi propia técnica trata de eso, de interactuar todo el tiempo con todos los elementos que hay en el escenario.

Has dedicado tu vida al teatro, tanto al ámbito de la investigación como de la formación. ¿Qué significa para ti?
Lo digo en mi tesis doctoral del proceso de creación del actor. Para mí el teatro es una herramienta muy poderosa — y esto no es un eslogan, sino que realmente es algo que yo descubrí — de transformación humana y social. A mí no me gusta hablar de teatro como terapia ni mucho menos pero el teatro nos permite un trabajo reflexivo desde lo individual a lo colectivo. Nos ayuda a repensarnos desde otra mirada, es muy interesante cómo ayuda a transformarnos. Por ejemplo, yo desde esta obra pude ver la relación con mi mamá. Yo a mi mamá la quiero mucho pero a partir de esta obra la quiero más.
Si tuvieras que hacer un diagnóstico de la situación actual del teatro independiente en España, ¿cuál sería el resultado?
Muy difícil. Tiene una parte muy buena, yo dirijo un espacio que es una sala independiente. Me gusta de por sí el teatro independiente y lo defiendo y lo amo. Creo que es el lugar donde realmente hay riesgo y donde realmente sale la creación que después absorbe el teatro comercial. No hablo del oficial, sino del comercial. Y el teatro independiente es muy necesario para toda la reproducción del campo teatral porque es donde se arriesga. Ahora bien, creo que las condiciones económicas que tenemos son muy decadentes, esto hay que revertirlo, necesitamos otra estructura económica. No es sostenible y así se pierden grandes talentos en el camino.
¿Hasta cuándo puede disfrutar el público de Te voy a matar, mamá en Madrid?
Hasta el segundo viernes de mayo.
¿Cómo se ha recibido la obra en Madrid?
Me impactó, tuvimos muy buenas críticas. La verdad es que fue una alegría muy grande. Veo que la gente del sector se mueve, participa. Y eso es un alegrón.
Y después, ¿volveréis a representarla en Barcelona?
Sí, voy a hacer una función a beneficio total de una ONG que se llama «Dentistas sobre ruedas» que están haciendo un trabajo muy bueno con los refugiados y la voy a donar absolutamente. Justo hacemos la función el próximo jueves 4 de mayo y no sé cómo voy a hacer para trasladar los objetos allá y volver a Madrid. ¡Menuda loca!
Para los que no han visto la obra, ¿por qué hay que ver Te voy a matar, mamá?
Desde mi humilde tránsito, tienen que verla para rever ese vínculo que uno tiene con los padres. Porque a mí me dio más luz en la relación con mi madre y creo que a todos nos puede aportar más luz.
¡Los espero a todos en la aZarte!






