Asesinato en el Orient Express: Branagh no puede hacerlo todo
Kenneth Branagh nos trae a las salas una nueva versión de la famosa obra de Agatha Christie: Asesinato en el Orient Express, adaptada ya más de una vez a la gran pantalla. En esta ocasión, Branagh se encarga de dirigir esta película, pero a su vez de encarnar a uno de los mejores detectives del mundo como es Hércules Poirot, una tarea nada fácil pero que, sin embargo, nos sorprende como posiblemente lo mejor de esta película.
Para este proyecto tenemos, sin lugar a dudas, a uno de los mejores elencos en lo que va de año, lleno de importantes personalidades como Johnny Depp, Williem Dafoe, Penélope Cruz o Judi Dench entre otros, pero ya nos encargaremos más adelante de analizar cuál ha sido la clave del error a pesar de tanta estrella.
La película nos sumerge en el año 1935 donde el Orient Express, un tren que recorre toda Europa partiendo desde Estambul, sufre un peligroso accidente donde todos los pasajeros quedan atrapados. La noche del accidente se produce un asesinato que hará que todos los pasajeros se conviertan en sospechosos. Todo gira en torno al detective Hércules Poirot (Kenneth Branagh), conocido por todo el mundo y que en esta ocasión se verá obligado a aceptar este caso y conseguir averiguar quién cometió el crimen antes de que haya más víctimas.

La trama se centra en cómo este famoso detective va reuniendo pruebas para averiguar la verdad interrogando a cada uno de los pasajeros del Orient Express. Todo se convertirá en un duelo contra un asesino sin rostro al que tendrá que enfrentarse utilizando sus estrategias más agudas y manteniendo siempre los dos ojos abiertos: cualquiera puede ser el culpable.
Este proyecto es una nueva versión de algo ya visto y escrito antes, y por lo tanto se puede pensar que juntando un guion sacado del libro de una escritora de la talla de Agatha Christie y un reparto tan lleno de «All-stars» o «nominados al Óscar» como promociona la película el resultado será una gran historia o, al menos, una buena adaptación. Sin embargo, todo esto se queda en lo que tanto vende: los nombres de los actores y actrices por supuesto, ya que los personajes (salvando excepciones) parecen marionetas a merced de la trama, sin tener el desarrollo que se merecen y tirando por la borda (en este caso por las vías) el enorme talento de grandes como Johnny Depp o Williem Dafoe, entre otros muchos.
Manteniendo lo de «salvando excepciones», hay que destacar el gran trabajo de Kenneth Branagh y su labor en general durante toda la película también como director. Su personaje está muy bien introducido y desarrollado, llevando la trama a cuestas prácticamente durante cada una de las escenas. De igual forma, Daisy Ridley y Michelle Pfeiffer destacan por encima del resto del elenco dándole un poco más de personalidad a sus respectivos personajes.
Pese a todo esto, la película llega a crear ciertos momentos de tensión, consigue cautivarte con el detective Poirot y una muy buena dirección de fotografía, pero sin duda es un proyecto que no tiene claro su objetivo final y al que le falta control sobre tantos personajes.







