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    [BFI LONDON 2018] Día 1: De debutantes y veteranos

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    Otro año más, arranca en octubre el BFI London Film Festival, y con él nuestra cobertura de todas las películas y eventos que en él sucedan. Este año el festival, en su 62 edición, llega cargado de alguna de las más interesantes novedades internacionales, los regresos a la gran pantalla más esperados y algunos de los debuts más sorprendentes.

    Precedido por un par de semanas de pases de prensa previos en el mítico BFI Southbank, la mañana comenzaba ayer con las interminables colas para ver Widows, de Steve McQueen, que analizaremos individualmente con más detalle, y que fue también la gala inaugural del festival anoche, con la presencia del director y parte del reparto. Los medios que asistimos a la proyección fuimos obsequiados con una copia de la novela en la que se basa la película.

    Thunder Road, una ¿comedia? diferente

    Jim Cummings se atreve en su debut en el mundo del cine no solo a dirigir, si no también a escribir y a protagonizar esta historia de un policía americano que recientemente ha perdido a su madre, y que no sabe cómo lidiar con este y el resto de problemas a los que tiene que hacer frente en su vida. Quizás el hecho de que todo el peso recaiga sobre Cummings es uno de los factores que lleva a la película a fracasar, por mucho que se esfuerce en arrancar las carcajadas del público.

    El humor de la película es facilón y forzado, siendo casi únicamente el protagonista el único personaje que intenta ser ‘divertido’, algo que convierte a la cinta en una apuesta arriesgada, pues de él depende la totalidad de su éxito o fracaso. Durante la hora y media de metraje, la película avanza sin una dirección o trama clara, deambulando en diferentes situaciones en las que el protagonista intenta sin mucho acierto sobrellevar las situaciones a las que la vida le enfrenta.

    Thunder Road

    Girl, real y dura como la vida misma

    Y de un debut sin mucho tino, pasamos a uno de los más prometedores del festival: Girl, de Lukas Dhont. El belga se arma de valor para contar la historia de Lara, una chica de 16 años que nació en el cuerpo de un chico, y cuyo sueño y meta en la vida es llegar algún día a ser una bailarina profesional. Desde el minuto uno, Dhont nos atrapa y nos mantiene con la vista enganchada a la pantalla, metiéndonos de lleno en la vida de Lara y su familia, mientras luchan contra viento y marea para afrontar el difícil proceso por el que ella está pasando.

    Sin duda Dhont supone una sorpresa con su habilidad para narrar esta delicada historia, pero más aún lo es Victor Polster, el actor encargado de dar vida a la protagonista de la cinta, que con solo 16 años se deja la piel en el papel de Lara, quien tiene que afrontar en el mismo momento de su vida la lucha por estar a la altura de un mundo tan exigente como el del ballet y las dificultades que le supone el cuerpo en el que se encuentra encerrada. Una película dura, cruda y directa, que no duda en mostrar una realidad que no hay por qué edulcorar o embellecer para ser contada.

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    Shadow, el yin y el yang de Zhang Yimou

    Y de los debutantes, a los veteranos. Después de su estrepitoso fracaso con Matt Damon en La gran muralla, Zhang Yimou vuelve a la mejor versión de sí mismo con Shadow, un filme histórico y de artes marciales en el que se narra la historia de dos reinos enfrentados y un hombre, una ‘sombra’, encargado de restaurar el orden entre ambos, fingiendo ser el general del ejército de uno de ellos. Una historia con estructura de tragedia en la que todos los personajes sufren las consecuencias de sus acciones, para bien y para mal.

    Narrada en una dualidad constante, Shadow juega con los conceptos taoístas del yin y el yang en todos los aspectos de la cinta: el blanco y el negro inundan la imagen, siendo prácticamente los únicos colores predominantes a excepción del rojo; la belleza y la violencia se alternan en la trama y la fotografía de la película, al igual que la muerte y el amor, o la música y la guerra; los personajes tienen dos caras, dos versiones de sí mismos opuestas, que les hacen ser quienes son.

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    Ash Is Purest White, poco Más allá de las montañas

    En 2015, Jia Zhang Ke nos deleitaba de nuevo con Más allá de las montañas, película que entusiasmó tanto a público como a crítica, al igual que sus predecesoras Un toque de violencia y Naturaleza muerta. Ahora vuelve Ash Is Purest White, la historia en tres actos y a lo largo de diferentes épocas de una pareja de amantes chinos (resulta familiar, ¿verdad?), pertenecientes a una banda criminal que jugará un papel vital en su relación amorosa.

    Como si de un remix se tratara, Zhang Ke recoge elementos de Más allá de las montañas y algunas de sus anteriores películas y los remezcla, obteniendo, por desgracia, un resultado no tan satisfactorio como cabía esperar. Más de dos horas de metraje, escenas largas y más contemplativas que conflictivas, una trama que se puede resumir en poco más de dos líneas… Elementos que no conforman más que una tediosa y extensa película, que ni sus destacados protagonistas son capaces de hacer brilla como sería de esperar.

    Ash Is Purest White

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