El fenómeno Miércoles y el ascenso de Jenna Ortega
Cuando Netflix estrenó Miércoles en 2022 nadie imaginaba el auténtico terremoto cultural que iba a provocar. La serie se convirtió en un fenómeno inmediato, impulsada por el magnetismo de Jenna Ortega, que pasó de ser una actriz prometedora a toda una estrella internacional. Su interpretación de Miércoles Addams, con esa mezcla de humor ácido, misterio adolescente y carisma oscuro, se convirtió en icono de la cultura pop. El baile viral de la primera temporada, replicado hasta la saciedad en redes sociales, selló el fenómeno.
La primera temporada nos introdujo en la Nevermore Academy, una especie de Hogwarts para inadaptados donde Miércoles debía investigar una serie de asesinatos mientras lidiaba con sus propios compañeros excéntricos, su complicada relación con su madre Morticia y su eterno desdén hacia todo lo que huela a normalidad. Un cóctel de misterio, fantasía y humor negro que funcionó como un tiro, conquistando tanto a críticos como a espectadores.
Una segunda temporada con más Familia Addams
La nueva temporada arranca con mucha fuerza, pero pronto se nota un cambio de enfoque: si en la primera se apostaba por la independencia de Miércoles y su relación con nuevos personajes, aquí la Familia Addams tiene un papel más central. Morticia, Gómez y el resto de miembros icónicos aparecen con más frecuencia, y para mi gusto eso resta parte de la originalidad que hacía brillar tanto la primera entrega. Precisamente esa ausencia era uno de sus grandes aciertos, permitiendo que Miércoles construyera su propio mundo, lejos de las sombras familiares.
El resultado es una serie que, aunque sigue siendo entretenida, resulta menos fresca. Ya conocemos a Nevermore, a sus secundarios y la dinámica de Miércoles con sus compañeros, por lo que el factor sorpresa se diluye. Hay momentos ingeniosos, y Ortega sigue siendo brillante en cada gesto, pero en ocasiones da la sensación de que la historia avanza más por la inercia del éxito de la primera temporada que por nuevas ideas realmente potentes.

Un despliegue visual impecable
Lo que sí se mantiene, e incluso se eleva, es la factura técnica y la dirección. El primer episodio, dirigido por Tim Burton, vuelve a dejar claro el sello inconfundible del director: atmósferas góticas, humor macabro y un sorprendente uso de animación stopmotion que da un aire muy especial a la narrativa. Esa mezcla de lo siniestro con lo cómico es donde Burton brilla, y aquí lo demuestra desde el arranque.
A ese nivel se suma el trabajo del director sevillano Paco Cabezas, que aporta un ritmo vibrante y una puesta en escena cuidada en los episodios que dirige. Su manejo de la acción y su capacidad para dotar de personalidad a la cámara ayudan a que la serie mantenga una identidad visual poderosa y diferenciada.
Entre lo bueno y lo no tan bueno
No quiero que parezca que esta segunda temporada es un tropiezo, porque no lo es. Miércoles sigue siendo una serie muy entretenida, llena de personajes secundarios divertidísimos y con un estilo propio que la hace destacar en el catálogo de Netflix. El humor negro, los diálogos afilados y la personalidad arrolladora de Ortega siguen estando presentes.
Sin embargo, la sensación general es que se ha perdido algo de frescura. Donde antes todo parecía nuevo, ahora la historia se apoya demasiado en recursos conocidos, y el mayor protagonismo de la Familia Addams le resta independencia a la propuesta. Además, conviene recordar que esta segunda temporada se estrena en dos partes, y todavía falta la segunda mitad, que podría dar un giro interesante y recuperar parte de esa chispa.
Al final, lo que mantiene a flote esta segunda temporada es lo mismo que impulsó la primera: Jenna Ortega. La actriz está absolutamente impecable en cada escena, logrando que cualquier línea de guion brille gracias a su timing cómico, su mirada desafiante y esa mezcla de sarcasmo y ternura oculta que la hacen irresistible.
Miércoles quizás ya no sea tan novedosa como cuando la conocimos, pero sigue siendo una de las propuestas más entretenidas del panorama televisivo actual. Su combinación de humor gótico, misterio juvenil y un estilo visual único la mantienen en el radar, aunque esta vez lo haga más por la inercia de su éxito pasado que por una verdadera reinvención. Habrá que esperar a la segunda parte de la temporada para ver si logra sorprendernos de nuevo, pero mientras tanto, sigue siendo una serie adictiva que merece la pena ver.







