Un par de carteles y se disparó la polémica. El "Yo soy español, español, español" fue suficiente para que la gente empezase a sacar las antorchas y horcas y pedir la cabeza de Cobeaga y Netflix por dar luz verde a una comedia como Fe de etarras. Vivimos en la era de Internet, de la inmediatez y la corrección política, donde no es necesario informarse...