Si eres un cinéfilo avanzado no te sonará extraño el nombre de Sam Mendes, pues es uno de los grandes directores de Hollywood de los últimos años. American Beauty o Skyfall son algunas de los únicos siete títulos que el director tiene en su haber, y que ha conseguido exprimir lo suficiente para que le conviertan en toda una referencia. Pues ya se sabe que no por mucho es mejor y si no que se lo digan a Quentin Tarantino, cuyos trabajos ya se estudian en la Universidad, y que el año que viene estrena su octava película, The Hateful Eight.
American Beauty (1999)
Gran debut del director inglés con un guión de Alan Ball (A dos metros bajo tierra, True Blood) que fascinó y asqueo a la crítica y a los espectadores de todo el mundo, gracias a un Kevin Spacey en plena crisis de los 40 que no sabe controlar su líbido con una de las amigas de su hija adolescente. Papelón de Spacey y descubrimiento de Wes Bentley, que demostró que era una era estrella en ciernes, aunque más tarde los vicios le apartasen del camino. Menos mal que ha vuelto.
Camino a la perdición (2002)
Sin duda una de mis favoritas. Película para llorar a moco tendido con un Tom Hanks haciendo lo que mejor sabe y un Paul Newman de 73 años que continúaba siendo hipnótico, aún en su último trabajo como actor. Mendes tiene la maravillosa capacidad de sacar lo mejor de sus actores y así lo hizo con Daniel Craig en un papel completamente opuesto a su James Bond de ahora y Jude Law, que consigue que se te pongan los pelos de punto. La escena del final en la casa de la playa son de las de no olvidar, bella y pertubadora al mismo tiempo.
Jarhead – El infierno espero (2005)
Quizá uno de sus trabajos más desconocidos y a la vez una de ms películas favoritas. No sólo por Jake Gyllenhaal, rapado y salvaje en su papel de joven descerebrado. Si no también por el durísimo retrato de la absurdez de la guerra de Kuwait con jóvenes marines que se creían que la guerra es un juego y cuya testosterona estaba por los aires. Basada en una historia real.
Revolutinary Road (2008)
Mendes volvió a unir a Leonardo DiCaprio y Kate Winslet y volvió a meterse a la crítica en el bolsillo. Once años después de Titanic, la pareja volvió a retomar su historia de amor en los años 50 en Connecticut como April y Frank Wheeler, un matrimonio que debe aprender a superar sus propias dificultades para poder sacar adelante a sus dos hijos y a su familia.
Un lugar donde quedarse (2009)
Tan sólo un año después de Revolutionary Road, su período más corto de inactividad, Mendes regresa al mundo de los matrimonios y la vida en pareja, esta vez con John Krasinski y Maya Rudolph, embarazados y en busca de un lugar donde asentarse y empezar su nueva familia. Tierna y llena de humor, otro triunfo del inglés.
Skyfall y Spectre (2012 y 2015)
24 años son mucho para una saga que en 2008 parecía estar dando su últimos coletazos. Daniel Craig era el nuevo James Bond y después de Casino Royale llegaba Quantum of Solace que fue destruida por la crítica. Y Sam Mendes, al igual que el ave fénix, la hizo resurgir de sus cenizas. Como buen inglés y amante del cine, Mendes se puso a la cabeza de Skyfall dándole un nuevo empujón al longevo espía que ha vuelto a recuperar el carillo de los fans y de la taquilla de todo el mundo con Spectre, el segundo trabajo del director y Craig en la saga Bond que ha enamorado otra vez.
Dato curioso, si os fijáis, entre todas sus películas siempre hay un lapso de tres años excepto entre Revolutionary Road y Un lugar donde quedarse. ¿Casualidad?