Veinte años han pasado ya desde que tenemos conocimiento de la primera clonación en un mamífero, que no fue otro que la oveja Dolly. Desde entonces, se ha hablado mucho de qué pasaría si se clonase a un ser humano. En Morgan, tenemos una posible respuesta.
Lee Weathers es una joven consultora de una importante empresa que es enviada para investigar a Morgan, una inteligencia artificial que está dando problemas. Los científicos la crearon cinco años atrás con capacidades parecidas a las del ser humano, pero a su vez multiplicadas. Este superhumano no ha dado muestras de ser un peligro para la compañía en sus cinco años de vida, hasta hace poco, que atacó a una de las científicas clavándole un objeto punzante en el ojo.
Tras parar el incidente, consiguieron sedar a Morgan y ponerla bajo custodia. En ese momento tomaron la decisión de comunicarlo a la empresa para que mandase a un «personal fixer» para detectar cuál puede ser el problema de este híbrido humano. En un principio, todo el mundo (salvo Skip, el cocinero) piensa que Morgan es una más de la familia, y la ven y tratan como a su hija pequeña. Porque Morgan ha sido creada para tener sentimientos, pero algo en su interior la hace pensar y sentir que es diferente, y que nunca será bienvenida en el resto del grupo. Puede que sea su cerebro superdesarrollado pero, lo cierto es que lleva razón.
Una película que promete ser innovadora y que se queda en el camino, con una sorpresa final que se espera desde el segundo en que conocemos a Morgan y que trae muy poca sabia nueva.
Título original: Morgan (2016).
Dirección: Luke Scott.
Guion: Seth W. Owen.
Reparto: Kate Mara, Anya Taylor-Joy, Rose Leslie, Michael Yare, Toby Jones, Chris Sullivan, Boyd Holbrook, Vinette Robinson, Michelle Yeoh, Brian Cox, etc.