Si los remakes están más de actualidad que nunca, algo similar pasa con los biopics. La industria del cine (Hollywood en particular) encuentra en este género una fuente inagotable de inspiración. Dramatizar la vida de un icono de la cultura popular o de un personaje público se está convirtiendo en una especialidad en el séptimo arte. Directores como Tom Hooper (El discurso del rey) o Clint Eastwood (El francotirador) están introduciéndose en el mundo de los biopics, capaces de arrastrar masas de público a las salas; como en el caso de La teoría del todo, la historia del astrofísico Stephen Hawking que el británico James Marsh (Man on Wire) llevó a la gran pantalla y que le valió un Oscar a Eddie Redmayne (Animales fantásticos y dónde encontrarlos).
Con la llegada de Sully a la gran pantalla, repasamos los cinco mejores biopics de la historia del cine.
Una mente maravillosa (2001).
El director británico Ron Howard (Rush) vio la posibilidad de llevar a la gran pantalla la historia del matemático John Forbes Nash. En la película, Howard nos presenta a un Nash joven y apasionado por las matemáticas y por la vida, un hombre con “una mente maravillosa” que llegará a colaborar con el Departamento de Defensa de EEUU pero que vive atrapado en su propia enfermedad: la esquizofrenia.
La historia del Premio Nobel de Economía, John Nash, es una maravilla en manos de Howard y de un Russell Crowe (American Gangster) que brilla con luz propia y que consigue transmitirnos la impotencia de un hombre que ya no sabe qué es real y qué es lo que forma parte de su imaginación. La dirección de Howard y la brillante interpretación de Crowe y de su compañera de reparto Jennifer Connelly (Un invierno en la playa), convierten Una mente maravillosa en una película indispensable para los amantes del séptimo arte.
The imitation game (2014).
Benedict Cumberbatch (Doctor Strange) es el encargado de ponerle cara al matemático británico Alan Turing, el encargado de descifrar las comunicaciones secretas de los nazis a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. Morten Tyldum (Passengers) dirige este biopic sobre el hombre que fue capaz de desencriptar la infalible máquina Enigma, el ingenioso sistema que la Alemania hitleriana desarrolló para camuflar sus estrategias militares.
La vida del padre de la informática moderna está plagada de secretos y enigmas sin resolver (¿saben de dónde viene la manzana de Apple?). Y Cumberbatch consigue transmitir los traumas de un héroe que fue juzgado por ser homosexual y que decidió acabar con su vida. Keira Knightley (Begin Again), Mark Strong (Kingsman), Matthew Goode (Watchmen) y Rory Kinnear (Penny Dreadful), completan el reparto de una película que se convertirá en una joya para los amantes de la informática, de los secretos y de la lucha contra los nazis.
Mi nombre es Harvey Milk (2008).
La política ha sido uno de los temas más tratados por los biopics y, en esta ocasión, el director Gus Van Sant (El indomable Will Hunting) lleva a la gran pantalla la historia de Harvey Milk, el primer político que reconoció abiertamente su homosexualidad y que llegó a ocupar un cargo de representación en EEUU.
La historia de Milk, al que interpreta el siempre polémico Sean Penn (Mystic River), es un canto a la superación personal y a la lucha de las minorías que, por entonces, vivían oprimidas en EEUU. Las actuaciones de Penn, James Franco (Una historia real), Emile Hirsch (Diez mil santos), Diego Luna (Contraband) y James Brolin (Sicario), llenan la película de Van Sant de sentimiento y consiguen que el espectador se revuelva en el asiento con algunas de las brutales escenas que nos deja este apasionante biopic.
Hacia rutas salvajes (2007).
El periodista Jon Krakauer siguió los pasos del joven Christopher McCandless, más conocido por el pseudónimo de Alexander Supertramp, el joven inconformista y decepcionado con la sociedad que decide dejar su vida y lanzarse a recorrer todo EEUU hasta llegar a Alaska. Sean Penn llevó la novela de Krakauer a la gran pantalla convirtiendo la historia de Chris McCandless en un canto a la libertad y en una mordaz crítica a la frialdad de la sociedad.
Emile Hirsch es el encargado de interpretar a McCandless, acompañado por Marcia Gay Harden (Grandma), William Hurt (Mr. Brooks), Vince Vaughn (Los becarios), Zach Galifianakis (Resacón en las Vegas) y Kristen Stewart (American Ultra), que ponen cara a las personas que se cruzaron en la vida del joven. El libro de Krakauer está plagado de sentimiento pero, sin duda, es la dirección de Penn la que consigue convertir la historia de McCandless en una maravillosa película.
Making a murderer (2015).
El año pasado, Netflix nos sorprendió con un documental convertido en una deliciosa serie para la pequeña pantalla. Moira Demos y Laura Ricciardi, dirigen los diez episodios que tratan sobre el caso de Steven Avery, condenado por agresión sexual y exonerado 18 años después.
Es bastante complejo analizar Making a murderer sin desmenuzar las sorpresas que nos preparan Demos y Ricciardi sobre este caso que, aunque parezca una ficción, es tan real como la vida misma. Avery, condenado por violar a una mujer es encerrado durante 18 años en diferentes penales estadounidenses hasta que una prueba de ADN demuestra que la policía del Condado de Manitowoc (Wisconsin) se había equivocado. Un oscuro odio se esconde debajo de esta injusta condena a Avery, que volverá a ser detenido dos años después por el asesinato de una fotógrafa. Un nuevo caso en el que Avery defiende su inocencia y que investigan Demos y Ricciardi en Making a murderer. Una serie-documental estremecedora para los amantes de las buenas historias.