Jackie lo nuevo de Natalie Portman
Menos mal que Natalie Portman supo reponerse al ostracismo al que la relegó Hollywood tras su participación en la “nueva” trilogía de Star Wars, porque si no, menuda gran pérdida hubiese experimentado el cine. En 2010 ya tuvimos un atisbo de lo que esta gran actriz puede llegar a hacer con Cisne negro, llevándose para casa el Óscar a mejor actriz principal, pero lo que ha alcanzado ahora de la mano de Pablo Larraín es otro nivel.
Es cierto que interpretar el papel de una persona que realmente existió, y que además fue todo un símbolo como lo fue Jacqueline Kennedy, es una tarea muy complicada. Sin embargo, Natalie Portman lo borda a la perfección, tanto, que desde el primer minuto de la cinta la actriz no interpreta a Jackie Kennedy sino que ES Jackie Kennedy en todos los sentidos. No hay un solo detalle que se le escape, la forma de hablar, su tono de voz, la forma de andar, de fumar…
Ella se convierte en la película gracias a los ajustados planos medios de Pablo Larraín que Portman, transformada en su totalidad en la Primera Dama de los Estados Unidos, consigue llenar con su estoicismo y su presencia.
A la vez que crea una historia completamente nueva relatando la entrevista que mantuvo la reciente viuda con el periodista de la revista Life la semana después del trágico asesinato de su marido, el director chileno contrapone el relato con escenas reales recreadas para la cinta que nos permiten conocer a la Jackie Kennedy detrás del mito. Una mujer que sabía perfectamente todas las andanzas de su marido con unas y con otras, su affair más famoso fue con Marylin Monroe, que en vez de sentir lástima de sí misma supo sacar partido a su posición para conseguir su verdadero objetivo: ser recordada, tal como ella misma le confiesa a John Hurt en un momento de confesión.
Aunque es una de las mejores películas que he visto últimamente, no es una cinta perfecta. Para mí, la elección de la banda sonora (nominada a los Óscar) me parece fallida, ya que le intenta dar un toque de dramatismo a muchas de las escenas que de por sí solas ya tienen un alto contenido dramático que, sin embargo, con los golpes de música resultan completamente artificiales.
Por supuesto, y a pesar de mis esperanzas en que al estar dirigida por un chileno esto no sucedería, tal y como ocurre en todas las películas estadounidenses sobre presidentes o motivos de estado, los discursos patrióticos nombrando a Lincoln y el fin de la esclavitud también están presentes.
En conclusión, Jackie es altamente disfrutable para conocer a la persona tras la figura de Jacqueline Kennedy y ver hasta qué límites está dispuesta a llegar Natalie Portman en el cine, no obstante, no consigue librarse de los clichés de las típicas películas estadounidenses sobre presidentes.