El apocalipsis ha llegado
¿Qué pasaría si todas las predicciones que se han hecho sobre el fin del mundo se convirtieran en reales? ¿Cómo sobrevivirías?
Errantes de una vida que ya no existe. Eso es lo que son los dos protagonistas de La carretera de Cormac McCarthy. Un padre y un hijo navegando a la deriva por un mundo post-apocalíptico y devastado en el que solo hay miseria. «Como peregrinos de fábula engullidos y extraviados en las entrañas de una bestia granítica». Han sufrido penurias y calamidades durante diez años, sin descanso, tratan de desplazarse hasta el sur en un intento de encontrar hospitalidad y un clima más agradable en el que poder vivir. Esto se debe a que los pocos humanos remanentes han recurrido al canibalismo en su lucha por la supervivencia y todas las formas de la civilización han desaparecido. La narrativa de McCarthy explora la belleza de un ingenuo niño de buen corazón en un mundo mortal, terrenal y aplastado. Una metáfora de la tierra baldía en la que la carretera es una fantástica simbiosis del mito, de los motivos de la literatura de América del Sur, de la filosofía platónica y existencialista, de las ideas cristianas y de las cuestiones ambientales, así como culturales y socio-políticas tan actuales hoy en día.
El espacio presentado por McCarthy es un mundo devastado, un mundo ya desconocido en el que se presenta todo por igual, quemado y baldío. Varios son los espacios que recorren padre e hijo, pero, sin duda, unos prevalecen sobre otros.
Habría que resaltar que el espacio-eje central sobre el que gira la acción narrativa es la carretera, tal es su importancia que da título a la novela. Seguramente, si acudiésemos a la crítica, percibiríamos multitud de simbología bien distinta sobre esta carretera, pero quizá una de las más evidentes es que sea una metáfora de la vida. La carretera como camino, como vía hacia el progreso o como sendero vital. Si bien es cierto que, en este caso, la mar a la que van a parar los ríos no es el morir, sino la salvación. Según Sigmund Freud, el mar o las aguas maternales son el origen de todo, la regeneración. Pero esta carretera, eterna protagonista de la novela, también ha simbolizado la libertad, el deseo de huida, la esperanza de una salida e incluso lo utópico. Padre e hijo inician un viaje épico a través de esa carretera, aunque es cierto que tendrán que evitarla en numerosas ocasiones debido a que es muy peligroso deambular por ella.
La carretera es la lucha de un padre y un hijo por conservar sus vidas, es un viaje épico en un mundo devastado en el que la Nada es casi la protagonista. El niño se convierte en el verdadero héroe de la historia, libre del orden y de las limitaciones de cualquier visión anterior del mundo conocido. Su padre, en cambio, desempeña el papel del protector, guía y maestro que es crucial en el desarrollo personal y en la posterior evolución del héroe. Sin embargo, él es incapaz de deshacerse de la melancolía y la nostalgia de los restos de un mundo extinguido que aún persiste en sus recuerdos y en sus sueños. El encuentro con la nueva familia trae un poco de esperanza a este mundo apocalíptico y supone la celebración de la belleza, de la bondad y del comportamiento ético.
El mundo planteado por la narrativa de Cormac McCarthy está envuelto en una atmósfera que es la del silencio y con esta novela, lanza a todo lector una profunda reflexión sobre la condición humana.
¿Te atreves a adentrarte en este mundo?
Título: La carretera (hay adaptación cinematográfica dirigida por John Hillcoat estrenada en 2009 con el título The Road y protagonizada por Vigo Mortensen y Charlize Theron).
Autor: Cormac McCarthy.
Páginas: 210.