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    [66SSIFF] Día 2, la importancia de la familia

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    Un poco más descansados del largo viaje, empieza nuestra jornada, como no, con entrevistas. Segundo día del festival y las atenciones están puestas en Rodrigo Sorogoyen y su esperadísima película, El Reino. Mientras la prensa disfrutaba de ese thriller sobre la corrupción española que ya pudimos ver en Toronto, nosotros entrevistábamos al director y su reparto. No adelantaremos nada, pero esa gran familia que son los miembros de la película nos recibieron con los brazos abiertos.

    Además de los miembros de El Reino, también pudimos hablar un rato con una de las familias disfuncionales del día anterior, en este caso, Luis Garrel, Lily-Rose Depp y Laetitia Casta. Las actrices de A Faithful Man nos reservaron unos minutos para contarnos que ha sido una experiencia genial trabajar con un director y actor como Luis Garrel y aunque han tenido momentos difíciles han disfrutado mucho haciéndola.

    Mirai no mirai

    Mirai, la fantasía de un niño

    Después de las rondas de entrevistas nos lanzamos de lleno al anime del 66SSIFF. Tras de estrenar hace unos años The Boy and the Beast en Sección oficial, Mamoru Osoda vuelve al Zinemaldia, en la sección Perlak con Mirai. La película nos cuenta con ternura y sensibilidad cómo un niño recibe a una nueva miembro en su familia. Los miedos, los celos y las inquietudes del pequeño se volverán reales cuando su hermana pequeña, Mirai haga aparición.

    Osoda nos cuenta de una manera muy poética y propia del medio el reaccionar del niño y el cómo tiene que empezar a madurar para ser el hermano mayor que su nueva hermana y sus padres necesitan. La realidad y la fantasía se unen en una película que si bien no es el mejor trabajo del director japonés posiblemente puedan hacer revivir sensaciones y recuerdos a muchas personas que la vean.

    alpha the right to kill

    Alpha: the right to kill, emosido engañado

    Sinceramente, no tengo muy claro que ha pasado con la película de Brillante Mendoza. A lo largo del día fuimos recibiendo rumores de los compañeros de que Alpha iba a ser una película especialmente dura de ver. Con una sinopsis que nos hablaba de la guerra entre los SWAT y los narcos de Manila sólo podíamos esperar una historia llena de violencia, mostrándonos con crudeza el actuar de las mafias de Filipinas. Minutos antes de la proyección incluso volvimos a escuchar que no sabía qué calificación de edades la iban a poner. Ciertamente la expectación por esta película iba creciendo hasta que comenzó…

    …y el tren del hype nos llevó por delante. Estoy de acuerdo con alguno de mis compañeros que opinan que o alguien se ha divertido extendiendo el rumor o bien antes de la proyección han decidido dejar las partes más duras en la mesa de montaje. Alpha: the right to kill es una historia bastante convencional de narcos y pelis corruptos, que no añade nada que no hayamos visto antes, salvo quizás el peculiar estilo de grabación de Mendoza. Posiblemente la expectación nos perjudicó ya que constantemente veíamos como los 90 minutos de la cinta iban desapareciendo y aún no habíamos visto nada de esas «escenas horribles» de la que nos habían hablado.

    shoplifters familia

    Shoplifters (una cuestión de familia), el perfecto Kore-Eda

    Que el director japonés Hirokazu Kore-Eda es uno de los favoritos del festival no es ningún misterio. Pero es que también es uno de los directores favoritos del público y prensa que acuden al mismo. Aunque sus historias suelen virar hacia lo costumbrista, reflejan una sensibilidad y un concepto de la familia que consiguen volcarte en sus historias y disfrutarlas queriendo que no terminen nunca.

    «Dos horas de una familia comiendo y hablando«. Solamente alguien como Kore-Eda consigue que esta frase tome sentido. En Shoplifters (Una cuestión de familia en España, lo cual no está del todo desatinado) el director japonés vuelve a hablar sobre el concepto vertebrador de toda su filmgrafía: la familia. Aquí nos encontramos con una familia de rateros muy peculiar que un día recogen a una pequeña que ha huido de un hogar roto. Mediante grandes conversaciones alrededor de la mesa (como es habitual en el director, nunca vayáis a ver una película suya sin haber comido) se nos habla de que la familia es la que uno quiere hacerse, donde encuentra el refugio y el apoyo.

    El director consigue dotar de ternura y unas personalidades muy complejas a todos los miembros de esa familia, siendo cada uno de ellos una subtrama en sí mismos. Sólo Kore-eda consigue que algo como las extrañas profesiones sexuales japonesas resulten adorables. Y cuando ya te tiene comiendo de su mano por los grandes personajes y sus historias, te atenaza el corazón en la última parte, llena de planos medios estáticos donde se resuelve toda la trama.

    Con una sensación agridulce, por lo bonito y a la vez triste de la película japonesa, y convencidos de haber visto una de las mejores películas de este merecidísimo Premio Donosti nos fuimos a descansar para prepararnos para el día siguiente.

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