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    [BFI London 2018] Día 4: Sesión de cine europeo

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    Tras un breve descanso, volvemos de lleno al festival, para continuar hablando de la enorme cantidad de títulos que estos días se presentan en la capital inglesa. Turno en esta ocasión para algunas de las numerosas películas europeas que hemos podido ver, con representación de Eslovenia, Francia, Dinamarca y Hungría, y cintas que abarcan drama, comedia y thriller en sus tramas.

    Consequences, cuando la violencia parece la única salida

    Desde Eslovenia nos llega la película del debutante Darko Stante, Consequences, que se centra en la vida de Andrej, un joven de dieciocho años que es recluido en un reformatorio para jóvenes por la actitud violenta que tiene con sus padres y compañeros de clase. Allí hará nuevas amistades y encontrará por supuesto nuevos problemas, especialmente con Zeljko, uno de los jóvenes que allí se encuentra.

    El guion carece de originalidad y sorpresa en los momentos clave.

    Consequences es una película que se adentra de lleno en temas importantes y candentes de la juventud de hoy: la violencia en el ámbito doméstico, la amistad y la fidelidad y, por supuesto, la identidad sexual y la represión en las zonas menos cosmopolitas. Pero sin embargo, a pesar de que el director y cada uno de los actores que conforman el casting hacen un trabajo remarcable, el guion carece de originalidad y sorpresa en los momentos clave. A la mitad del metraje uno puede suponer con bastante acierto cuál va a ser el destino de los personajes y, aunque los últimos minutos suponen una pequeña vuelta de tuerca para la historia, todo parece un pillo trillado y convencional.

    Non-Fiction, vidas al descubierto

    Vuelve Olivier Assayas a su Francia natal, con una película en la que se desprende de las estrellas internacionales, pero que vuelve a contar con la siempre maravillosa Juliette Binoche. Non-Fiction nos cuenta las vidas de Léonard, un escrito que plasma su vida en cada una de sus novelas, y Alain, su editor. Ambos están casados y parece tener vidas felices, pero tanto ellos como la gente a su alrededor esconde secretos que podrían arruinar sus vidas y sus carreras.

    Sólido guión de Assayas, lleno de diálogos frescos e ingeniosos.

    Narrada en todo momento en clave de humor, Non-Fiction tiene todos los ‘clichés’ de cualquier película francesa que se precie: todos los protagonistas son de clase media-alta, dedicados al mundo de las artes, y gran parte de las secuencias del film son largos debates cargados de política, filosofía y juicios valorativos sobre todo lo que les rodea. Lo cierto, es que a pesar de que pueda pecar de pretenciosa, la nueva cinta de Assayas plantea preguntas y respuestas a todo tipo de temas relacionados con la vida, las relaciones humanas, el arte en el mundo moderno e incluso Twitter. Una película en la que todo el peso dramático recae sobre los actores, que cumplen sobradamente con su cometido, y con el sólido guión de Assayas, lleno de diálogos frescos e ingeniosos.

    Holiday, los límites de la provocación

    Se presenta este año también en el festival una película que sin duda será de las más polémicas y que más den que hablar: Holiday, de Isabella Eklöf. La directora viene pisando fuerte al festival, pues además de haber escrito y dirigido esta película, es también guionista de Border, una de las Galas del festival. En Holiday, Eklöf explora un triángulo amoroso formado por Sascha, una joven danesa de vacaciones en la Riviera Turca; el novio de esta, que dirige una organización de narcotraficantes, y un joven al que ella conoce de vacaciones.

    La cinta queda muy lejos de lo que pretende (o podría) ser.

    Comparada ya con Irreversible, Holiday tiene en realidad más bien poco de lo que caracterizó a la película de Gaspar Noé. Si bien la violencia física y sexual es incluso más directa y explícita que la del francés, todo lo relativo a la estructura dramática y a la forma estética está muy por debajo de los mínimos que una película como esta requeriría. Con una trama que se resuelve por una sucesión de hechos más aleatorios que causales, una protagonista con la que parece imposible empatizar y de la que apenas sabemos nada,  una fotografía simple y nada cuidada y una ambientación rancia y decadente (como si de un hotel para el Imserso de Benidorm se tratara), la cinta queda muy lejos de lo que pretende (o podría) ser.

    Atardecer, ¿la fórmula del éxito?

    En 2015, László Nemes revolucionó al mundo con su ópera prima El hijo de Saúl, película que nos metía de lleno en un campo de concentración de la Segunda Guerra Mundial, y cuyo logró le valió el Óscar a Mejor película extrajera. Ahora, el húngaro vuelve con Atardecer, un thriller de época en el que seguimos a la joven Írisz, en los años previos a la Primera Guerra Mundial, en la desesperada búsqueda del hermano que nunca supo que tenía.

    La cinta funciona la mayor parte del tiempo, salvo quizás la protagonista

    De entrada la película sorprende por lo espectacular y elaborado de su ambientación, con decorados y vestuario cuidados hasta el más mínimo detalle, pero en seguida algo empieza chirriar conforme avanza el metraje, y es que Atardecer parece un calco de las técnicas que Nemes uso en su primera película, y que por ello hacían de El hijo de Saúl algo único y especial. Si bien es cierto que la cinta funciona la mayor parte del tiempo (salvo quizás por una protagonista algo plana e inexpresiva), resulta demasiado evidente que el director recurre a su fórmula del éxito para intentar evocarlo también en esta segunda obra, pero como un truco de magia al explicarlo, la película pierde fuerza y se vuelve algo monótona y anodina.

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