París, cerca de 1930, un huérfano de la Gran Guerra es acogido por una empleada en el palacio de un conde. Viéndose por fin fuera del orfanato en un ambiente desconocido, el hosco muchacho se ve obligado a formarse en La escuela de la vida.
La producción francesa, cuarta del director Nicolas Vanier, apuesta por una narrativa sencilla que alterna humor y drama. El peso de la historia descansa sobre una buena construcción de los personajes. El punto más importante, sin embargo, es la bella fotografía, con preciosas imágenes de paisajes y animales.
A todos les gusta Totoche… y el bosque
Paul sale al fin al mundo siendo una especie de Tom Riddle: arisco, desconfiado, temeroso. Tras haberlo acogido, Célestine, sirvienta del conde de la Fresnaye, fracasa en sus intentos por ablandarlo. Por su parte, el niño, parisino de pura cepa, se siente extraño en el mundo rural y sus costumbres. Es entonces cuando entra en juego Totoche.
El bosque de la finca en el valle del Loira ofrece un entorno sin igual.
Lleno de recursos y habilidades, Totoche vive en, y del bosque. A pesar de que es un furtivo, todos (bueno, casi todos), incluido el Conde, permiten y valoran su presencia. Y como para no hacerlo. El braconnier es una suerte de montaraz entrañable, un MacGyver de la naturaleza a fuerza de experiencia, y cuando Paul empieza descubrir el entorno con él, y a aprender todas sus artes, es imposible no sentir envidia.
La otra razón para querer cambiarnos por el pequeño protagonista de La escuela de la vida es la ubicación de la escuela. El bosque de la finca en el valle del Loira ofrece un entorno sin igual. Se muestra una colección de preciosos paisajes y varias escenas de animales dignas de un documental.
El camino demasiado fácil
Si hay algo que reprochar al filme francés es que la trama se vuelve excesivamente predecible. Da la sensación de que los acontecimientos tienden a precipitarse, cada vez de un modo más sencillo y poco sorprendente. Una pena, porque desmerece el buen escenario que había logrado crearse al principio cerrando las tramas del modo más fácil. Ojo, tampoco estamos diciendo que el final sea un desastre, pero sí es cierto que nos ha dejado un poco fríos.
La trama se vuelve excesivamente predecible.
La escuela de la vida consigue meter en el cuerpo ese punto de nostalgia, esa añoranza de los tiempos de inocencia en los que todo era nuevo. Logra que uno quiera transportarse a los árboles y ríos para estar en contacto con la naturaleza. Dicho esto, es posible que sus casi dos horas de duración sean demasiado.
Director: Nicolas Vanier.
Reparto: François Cluzet, Jean Scandel, Eric Elmosnino, François Berléand, Valérie Karsenti, Thomas Durand, Ilona Cabrera, Frédèric Saurel, Urbain Cancelier.
Duración: 116 minutos.
Estreno: 15 de febrero.