La nueva película de Ezekiel Montes forma parte de la sección oficial del Festival de Málaga
El cine siempre ha sentido fascinación por el mundillo de la mafia. Eso explica que tantos cineastas hayan intentado, algunos con muchísimo éxito como Scorsese o Brian de Palma, retratar el crimen organizado y la vida de estos grupos que, a pesar de vivir y operar al margen de la ley, mantienen sus propias normas y códigos tan sagrados como frágiles. Es lo que Ezekiel Montes refleja en su nuevo largometraje, Hombre muerto no sabe vivir, que ha formado parte del Festival de Málaga de este año y que promete ser uno de los grandes thrillers de la temporada.
La historia se centra en la organización criminal dirigida por Manuel (Manuel de Blas), un capó de la construcción que, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, controla el tráfico de la droga en el sur de España. A través de tratos con los cargos políticos y los traficantes marroquíes, la organización de Manuel, dirigida en la práctica por su segundo, Tano (Antonio Dechent) gana una fortuna. Sin embargo, los problemas llegan cuando el hijo de Manuel, Ángel (Rubén Ochandiano), realiza una serie de nuevas alianzas para hacerse con el control de todo.
Una película sencilla pero llena de matices
La cinta, guiada por una trama sencilla llena de traiciones, alianzas, disparos y mucha adrenalina, busca también reflejar diversos aspectos sobre el mundillo de la mafia, la corrupción y el honor.
El argumento central envuelve a Tano y su equipo de gangsters, cuyos mejores días han pasado. Ellos son conscientes de ello pero se resignan a dejar de hacer lo que siempre han hecho, bien por dinero o bien por lealtad.
Esa lealtad es otro punto importante de la película Marca un punto de inflexión entre dos generaciones de gangsters: la de Tano y su equipo, hombres maduros y cansados, pero con un férreo código de honor, principios y normas no escritas; y la de Andrés, jóvenes agresivos que no conocen más lealtad o código más allá del dinero. El enfrentamiento entre Tano y Andrés por la predilección de Manuel es otra de los grandes ejes de la película. Son dos “hermanos” en busca de la sucesión del padre.
Gran trabajo de dirección, guion y un reparto experimentado y con algunos ilustres
En esta lucha de intereses contrapuestos, el reparto brilla sin excepción. Los actores principales, Antonio Dechent y Rubén Ochandiano, logran transmitir ese ritmo frenético que imprime el guion, así como esa sensación de desconfianza y tensión. No se quedan atrás los secundarios, entre los que destacan Paco Tous, Jesús Castro, Nancho Novo y Elena Martínez, que está de diez.
La dirección de Ezekiel Montes y la fotografía son impecables y reflejan muy bien los bajos fondos del mundo del crimen. Se echa de menos en el guion una mayor explicación respecto a los personajes, sus relaciones y quizás, una mayor pausa para desarrollar las tramas. Pero por otra parte, la velocidad del guion favorece al ritmo de la película, que entretiene y mantiene la tensión a partes iguales.
Hombre muerto no sabe vivir es una película que presenta exactamente lo que propone a priori: un thriller en el que no hay buenos ni malos, solo criminales que, pese a sus diferencias y sus distintos códigos, tratan de sobrevivir, aunque ello implique matar al otro.
En el mundo del crimen, pese a todos los principios y los códigos, solo hay una cosa clara: no hay honor entre ladrones.
Dirección: Ezekiel Montes.
Reparto: Antonio Dechent, Rubén Ochandiano, Elena Martínez, Jesús Castro, Paco Tous, Nancho Novo, Manolo Caro, Juan Fernández, Juanma Lara, Manuel de Blas, Frederic Guillaume, Paul Lapidus.
Género: Acción. Thriller.
Duración: 105 minutos.
Estreno: 2 de julio de 2021.