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    El fantasma de la ópera en Madrid, todo un carnaval

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    El primer musical que recuerdo haber ido a ver en directo fue El Hombre de la Mancha.  Evitando la cuestión de lo mayor que acabo de sentirme escribiendo eso, era lo suficientemente joven como para no entender todas las complejidades a nivel de producción o musical, pero salí del teatro abrumado e impresionado por lo que acababa de ver. Y sabiendo que quería vivir más esta experiencia, inevitablemente empecé a interesarme por la carrera de Andrew Lloyd Webber. Cómo no sentir curiosidad por una tragedia gótica con un punto modernista, pero El fantasma de la ópera ya no se representaba en Madrid. Sin embargo, en pleno 2023 el musical ha vuelto y he podido disfrutar como nadie de él.

    Asesinatos, triángulos amorosos y mucha música

    Adaptando la novela homónima de Gastón Leroux de 1910, Andrew Lloyd Webber nos cuenta la trágica historia de la Ópera Populaire de París, cuando en 1881 tuvo un cambio de dueños, en parte fomentado por el miedo del anterior propietario ante los constantes accidentes y amenazas de un supuesto «fantasma». Todos los cantantes y bailarines están aterrorizados, las tramoyas se caen, las tablas aparecen cortadas y por supuesto nadie puede alojarse en un palco concreto.

    Dicho inquilino además es un forofo de la ópera y está actuando secretamente como mentor de Christine, una joven pero prometedora corista, quien cree que se trata de un «ángel de música» enviado por su difunto padre el cual la está alzando al puesto de vocalista principal. Además uno de los mecenas de la nueva dirección de la ópera es el vizconde de Chagny, el joven Raoul, amigo de la infancia de Christine y que quedará prendado de la chica, si el Fantasma de la Ópera no se pone en medio.

    Una producción a la altura

    Cuando se anunció que El Fantasma de la Ópera regresaba a Madrid 20 años después estaba emocionado y preocupado a partes iguales. Por un lado es uno de los musicales más icónicos de Lloyd Webber y de Broadway y es todo un privilegio poder disfrutarlo en completamente en castellano. Sin embargo, se trata de una obra con una producción especialmente compleja, que no solo entra por los oídos si no que entra por los ojos.

    Y no, ya se dijo que la lámpara no sería un elemento tan importante en esta producción.

    Por eso mismo llegué al Teatro Albéniz de Madrid con un poco de escepticismo, no lo voy a negar. La propia Ópera Populaire es casi un personaje más de la historia, que se transforma y evoluciona. Con mucho esfuerzo hace años pude ver este musical en el Teatro de Su Majestad de Londres, donde lleva exhibiéndose prácticamente desde su estreno en 1986 y ese sitio prácticamente se ha fusionado con la ópera donde ocurre toda la historia, por lo que las comparaciones son odiosas.

    Sin embargo, no tardé ni 10 minutos en estar completamente dentro, viajando desde el Teatro Albéniz de 2023 a la ópera parisina de 1881.

    En Madrid, el elemento diferenciador de El Fantasma de la Ópera corresponde con ese teatro dentro del teatro que se representa en la historia. El escenario gira 360 grados convirtiéndose a voluntad en las oficinas de los gerentes, detrás de bambalinas o hasta en los lúgubres sótanos. Si a eso le sumamos un uso de trucos visuales muy ingeniosos, producción sonara e iluminación, a nivel técnico el musical es un 11/10.

    Más de dos horas de música sin parar

    Para aquellos que lo desconozcan en El Fantasma de la Ópera hay que tener en cuenta que durante las más de dos horas que dura la representación (unas 2h 30 con el descanso) prácticamente no hay frases que no sean cantadas. Si lo comparamos con otros musicales, como, por ejemplo, Cats, donde se suceden canciones y escenas relativamente inconexas, aquí hay un hilo conductor muy fuerte, articulado generalmente con variaciones de los mismos temas, el de Christine o el del Fantasma. Aunque el camino se interrumpe con tema icónicos como Carnaval, Prima Donna o La música en la noche, en conjunto tiene un estilo bastante uniforme.

    Para ello hay que alabar en primer lugar la labor de la música en directo que acompaña durante toda la función, que realiza un trabajo sorprendente. Pero claro, en un musical donde no solo se exige una voz tan potente, si no además que sean capaces de cantar en los tonos y en las variaciones de una ópera propiamente dicha, los que deslumbran sin lugar a duda es el trío protagonista.

    Un musical inolvidable

    Gerónimo Rauch como el Fantasma y Talía del Val como Christine eclipsan la función cada vez que empiezan a cantar y Guido Balzaretti como Raoul no se queda atrás, sin embargo en el duelo vocal por excelencia, la canción del cementerio, los dos primeros consiguen opacar un poco a Balzaretti con esa potencia tan exagerada en sus cuerdas vocales. Sería una pena dejar de lado al resto de intérpretes, destacando a Enrique del Portal y Omar Calicchio y su acting interpretando a los nuevos dueños o a Marta Pineda y Francisco Ortiz, encarnando a Carlotta y Piangi que representan la parte más clásica de la ópera, incluyendo la actitud.

    La puesta en escena de El Fantasma de la Ópera sorprende y su música abruma. Al momento me olvidé de hacer comparaciones y me centré en disfrutar. Sin duda es un musical que sales con la piel de gallina y uno de los mejores que he podido ver en Madrid, si no el mejor.

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