Más juegos y menos feria, hablamos de la E3
Ya sea por la irrupción del vídeo en streaming o por los constantes cambios de la industria, la feria del E3 de 2017 ha vuelto a dar una de cal y otra de arena. Las propias compañías han cambiado su estrategia comunicativa, en lo que promete ser una evolución hacia un formato más parecido al Nintendo Direct, y han protagonizado en líneas generales un E3 bastante mediocre. Ha habido grandiosas excepciones, cierto, pero sólo la presencia de diversos títulos anunciados con anterioridad ha salvado a la feria. Sorpresas como tal hubo muy pocas. Y lo peor es que fueron preocupantemente discretas.
Hubo dos formatos que se solaparon durante los cinco días que duró la feria: el más tradicional, cuyo mayor exponente fue sin lugar a dudas Electronic Arts; y los vídeo-anuncios sin interacción personal, más parecidos a los Nintendo Direct y que tanto Bethesda como en menor medida Sony han pretendido emular este año.
A la luz de los acontecimientos, no ha habido un formato decididamente mejor que otro: EA volvió a ser la más conservadora y conformista en su intervención y Bethesda, tras dos años a un nivel altísimo, dejó un sabor agridulce. Seguramente Ubisoft, sin mostrar nada fuera de lo normal, fuese la más acertada a la hora de combinar ambos conceptos – el momento en que se emocionaba el director de Mario + Rabbids: Kingdom Battle, Davide Soliani, fue enternecedor – al tiempo que Microsoft, y en especial Phil Spencer, anunciaban la Xbox One X sin un solo exclusivo rompedor bajo el brazo.
La ausencia de títulos propios fue lo más reseñable tanto de las conferencias de Microsoft como de Sony. Teniendo en cuenta que el Cross-Play permitirá jugar a todos los exclusivos de Xbox One en Windows 10, Forza Motorsport 7, State of Decay 2 o el decepcionante Crackdown 3 no justifican por sí solos la compra de una consola. Desde Microsoft han salvado más o menos los muebles con títulos de segunda línea, como The Last Night, Ori and the Will of the Wisps o Sea of Thieves, pero continúan sin tener buenos exclusivos en el horizonte.
Por su parte, Sony ha metido el freno de mano tras dos años pletóricos. No hubo anuncio de From Software ni gameplay de The Last of Us 2. De hecho, la propia estructura de la conferencia resultaba caótica e irregular, sin un discurso sólido detrás. Y se notó. Tanto God of War como el prometedor Spider-Man de Insomniac podrían haberse intercambiado fácilmente los puestos y no habría pasado nada. Más allá de eso, tanto Detroit: Become Human como Days Gone continúan sin despertar entusiasmo, justo lo contrario que la enésima apelación de Sony a la nostalgia mediante el remake de Shadows of the Colossus.
Con todo, naturalmente hubo anuncios destacables: Metro Exodus, Dragon Ball FighterZ, el anteriormente mencionado The Last Night, A Way Out, Metroid Prime 4 o un nuevo juego de Pokemon para Switch, del cual aún no se conocen detalles. Otros, que ya conocíamos, también han dejado un muy buen sabor de boca: Super Mario Odyssey (con fecha 27 de octubre), Destiny 2, Battlefront 2, Mario + Rabbids Kingdom Battle o Wolfenstein 2 son buen ejemplo de ello. Han faltado anuncios, exclusivos y sorpresas, con unas compañías volcadas antes en el futuro y en el 4K que en el corto plazo, pero en cualquier caso ha sido un E3 con muchísimos juegos.