Un proyecto diferente con ganas de acabar con la monotonía
Hace no mucho tiempo soñaba con ver algo diferente en la sala de cine más cercana a mi casa. Hace no mucho tiempo creía que ese sueño sería algo imposible de presenciar al menos en este país, España, donde el cine es maltratado día sí y día también y dónde no existe nada más que las típicas películas de Mario Casas sin camiseta. Y os estaréis preguntando, ¿por qué dices esto Ignacio? Pues fácil y sencillo, porque por fin he visto que sí existe el cine diferente. El cine salvaje. El cine de verdad. Y todo esto, gracias a Matar a Dios.
Una mezcla pura y elegante a la par que inocente
Dos directores y guionistas llamados Pinto & Caye rodaron el año pasado una de las películas más controvertidas y valientes de lo que llevamos de década y aunque apuesto mi vida a que no lo sabían, creo que, en lo más hondo de su corazón, tenían claro lo que estaban construyendo. Matar a Dios es sin duda alguna una comedia negra con grandes toques a lo más puro del estilo de los Cohen mezclado con una puesta en escena propia del Tarantino más puro. Una mezcla elegante a la par que inocente que habla por sí sola, algo que muchos títulos no logran llevar a cabo. La pregunta es clara, ¿es buena película? La respuesta es sí, pero diré algo más. Os diré que esta cinta es de obligado visionado para aquellos amantes de Fargo y de Pulp Fiction.
Matar a Dios, una apuesta clara
Inquietante, divertida, adorable por momentos, tiene todos y cada uno de los elementos que hizo de la comedia negra un clásico a seguir desde los años 90. He escuchado muchas veces la misma cantina de siempre: Es española. Seguro que es la típica comedia de siempre. Y todo esto sin que hayan ni siquiera haber visto un segundo del tráiler promocional. Por favor, paremos esto.
Matar a Dios es la prueba de que el buen cine existe y de que se puede ver aquí también. Tarde Para La Ira, Que Dios Nos Perdone, Celda 211 y decenas de películas más demuestran que el cine español merece mucha la pena y por supuesto, Matar a Dios está entre ellas.
Grandes toques a lo más puro del estilo de los Cohen
Mi apuesta hacía esta película es clara. Pasará inadvertida por las salas de cine, pero se quedará en la mente de todos aquellos que pasen a ver tan excéntrica joya visual. Si tenéis hora y media y queréis ver cine de verdad, ésta cinta es vuestra elección más correcta. Pero no nos quedemos solo en lo que puede parecer a simple vista, indaguemos más sobre este film que recordemos verá la luz el 21 de septiembre de este mismo año.
Un estilo propio
El tono de la película y la elección de planos por parte de los directores y guionistas al mismo tiempo son una genialidad, marcando un estilo muy propio y que pocas veces se ha visto aquí salvo obviamente, por aquellas series como Vis a Vis, son estilos que marcan la diferencia y que superan con creces la expectación causada anteriormente, es decir, la línea que envuelve al espectador y a la película se mantiene firme durante todo el metraje, no existe el llamado micro-despiste (Desconexión del espectador con la película). Algo muy difícil de lograr pero que en Matar a Dios resuelven a las mil maravillas. Un guion solido y una dirección de actores soberbia, enmarcan lo que es un film lleno de sorpresas.
La calidad interpretativa de Itziar no tiene límites
Las interpretaciones de Itziar Castro y de David Pareja son sin duda alguna mis favoritas en lo que va de curso cinéfilo. Por parte de Itziar, su interpretación de una mujer oprimida por el típico machista de 40 años me parece soberbia, dado que ella no es de las típicas actrices con papeles que se contienen, siempre busca un papel con fuerza, un papel acorde a ella. La calidad interpretativa de esta mujer no tiene límites y desde Pieles (2017) de Eduardo Casanova, no ha ido más que en aumento.
Lo único que no me gusta de su personaje es el final planteado, creo que se merecía muchísimo más. ¿Y qué decir de David Pareja? Interpreta al hermano del protagonista pero que, en lo más hondo de su corazón, lleva una depresión debido a la ruptura con su pareja anterior. Interpreta a un hombre calmado, inseguro pero que coge fuerza a lo largo de la película, algo que se va notando minuto a minuto. Empezó siendo un personaje secundario más para convertirse en el verdadero protagonista de la historia. Y por favor, desde aquí pido más papeles para este hombre, el futuro claro del cine español.
Un momento para meditar
Los personajes más secundarios también tienen su peso en la historia, pero he de admitir que pasan sin pena ni gloria a través de mis pensamientos. Llegado el momento de la meditación critica, no les recuerdo especialmente, no tengo constancia de que hayan hecho algo importante.
Existe el caso de Emilio Gavira y Boris Ruiz, cuyos roles no son de amplia importancia contando con lo que la historia aporta pero que no estorban, se ve necesaria su presencia en ciertas secuencias y gracias a Dios (Nunca mejor dicho) se tienen. Eduardo Antuna sin embargo no me transmite nada más que el sentimiento de querer y no poder. El sentimiento de querer hacer gracia y no poder conseguirlo. Entre su actitud machista y sus intentos de comediante de tres al cuarto, mi mente hizo lo posible por olvidarle. Creo que es un personaje que literalmente no aporta nada a la historia.
Un gran punto malo de la película para mí quizás sea el que no se cree demasiado el genero en el que convive. Pasa del terror más puro al suspense más noventero y acaba siendo una Fargo rural en toda regla. Estos viajes a través de cada genero no es malo ni mucho menos pero que sí puede resultar molesto llegado el momento más cumbre del film para ciertos espectadores. ¿Para mí? La verdad es que me transmitió mucha frescura y consiguió que no me aburriera para nada y esto es algo que dice mucho de una película así. Tenia miedo de que se acabase, literalmente hablando. Aparte de esto, no hay mucho más malo en película. No es perfecta pero sí que logra lo que quiere, sorprender. Y con un título tan llamativo, la verdad es que lo demás iba rodado.
En líneas generales, Matar a Dios me aporta lo que hacía mucho no hacían los Cohen y me devuelve a la era dorada del mejor Tarantino. Me ofrecen un producto que entretiene y que gusta ver más de una vez. Con un estreno fijado para finales de septiembre he de decir que Matar a Dios es sin duda la peli del fin del verano. Gamberra, divertida y con un toque gore que la convierte sin duda alguna en la sorpresa del año. Con un premio debajo del brazo y la mayor de las sonrisas, Matar a Dios te invita a vivir un evento cinematográfico poco común y algo a tener en cuenta. Si Matar a Dios fuera un pecado, cometería todos y cada uno de ellos por verla una y otra vez.
Director: Caye Casas, Albert Pintó
Reparto: Itziar Castro, Eduardo Antuña, Boris Ruiz, David Pareja, Emilio Gavira.
Duración: 90 minutos.
Fecha de estreno: 21 de septiembre.