Tercer día en el Festival de Sevilla, hoy hemos visto dos películas, la primera de una directora debutante y la segunda de un director ya consagrado. ¿Una comienza con buen pie? y ¿la otro flaquea?
Tommaso de Abel Ferrara
Es un largometraje autorreflexivo, muchas personas piensan que es film autobiográfico de su director Abel Ferrara. Willem Dafoe interpreta a Tommaso un autor estadounidense que nos contará cómo rompió con su mujer.
Una visión diferente del amor, del amor entre un genio y famoso con una mujer joven, bella y con toda la vida por delante sin tiempo a echar raíces. Pero tratado de una forma magistral con un guion nada sorprendente pero que encaja y acierta perfectamente. Rodada tal y como Ferrara nos tiene acostumbrados. La película se mueve por las alucinaciones de nuestro personaje protagonista, entre las infidelidades que comete y la locura que le persigue al creerse que es engañado.
Todo se cuece hasta tal punto que acaba en una locura extrema de nuestro protagonista. Un protagonista con recuerdos y antecedentes de alcohólico y drogadicto, y que ahora en su madurez de artista (la vejez) tiene las ideas más claras y está completamente centrado en realizar el guión o trama de su nuevo proyecto.
Ferrara realiza una gran ejecución en la manera de contar como esta familia perdura, su convivencia, la educación y bienestar de su hija, siendo lo que mantiene viva la relación de los personajes principales.
Vemos cómo se vive un engaño, donde los individuos son hipócritas y egoístas. Ferrara ha hecho un relato algo retrógrado y ha tenido la valentía de colocarlo en el cine.
Maternal de Maura Delpero
Película de la directora debutante Maura Delpero, en la que dos madres jóvenes viven en un refugio de monjas en Buenos Aires junto a sus hijos, ahí una nueva monja entablara una relación maternal y educadora con una joven y su recién nacido.
La idea era buena, muy atrayente. Madres jóvenes y abandonadas por el sistema, sin apenas ayudas que encuentran un refugio en los brazos del cristianismo. Junto a estas monjas realizan trabajos y viven cómodamente, pero no se sienten libres ni ellas mismas. Todos los sueños están coartados, posiblemente por sus errores del pasado y la sociedad donde viven, pero sobre todo por no tener un futuro claro.
La cinta resulta previsible y aburrida en ciertas partes, se espera una relación más pasional entre niños y adultos. Las mejores escenas de la película se las lleva el personaje de Nina cuando está sola y desolada por el abandono de su madre. Indagando más en la relación monja niña, se queda a medio hacer, ya que las dos en cámaras dan un reflejo frío, de desconfianza e inseguridad al espectador.