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    BFI London. Druk, Honeymood, 200 Meters y El discípulo

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    Druk arrasa por todos los festivales que pasa

    Los festivales de cine tradicionales tal y como los conocíamos han sido radicalmente distorsionados este año para poder adaptarse a las extraordinarias circunstancias que todos estamos viviendo. En el caso del BFI London Film Festival, los organizadores han decidido pasarse al formato digital y realizar la mayoría de sus estrenos online, tanto para público como para prensa. Habilitaron una plataforma en su web en la que acceder a la emisión películas de manera simultánea al resto de espectadores.

    Es de esperar que el cambio de formato repercutiera en la cantidad de películas de grandes estudios que fueran a ser estrenadas en el festival, pues muchas están reservando sus estrenos en salas para cuando la situación mejore.

    El festival londinense se las ha apañado para que el nivel de calidad de su selección no se viera afectada, apostando por numerosas películas internacionales y con una edición de lo más inclusiva y representativa. A continuación analizamos algunas de esas propuestas.

    Druk

    Druk (Another Round), la chispa de la vida

    Muy atrás queda ya el Thomas Vinterberg que fundó el Dogma 95 junto a Lars Von Trier. Recientemente el danés nos ha dejado alguna película interesante entre las que destacan principalmente La caza y Lejos del mundanal ruido y ahora en 2020 vuelve a la carga con Druk (Another Round), en la que ha vuelto a contar con el aclamado Mads Mikkelsen para protagonizar a Martin, un hombre que parece no estar disfrutando más de su día a día, y para el que todo cambia cuando se propone con otros tres amigos y profesores de instituto mantener constantemente un nivel mínimo de embriaguez para así intentar encontrar ese algo que falta en sus vidas.

    La película, que se basa en la teoría del psiquiatra noruego Finn Skårderud de que los humanos nacemos con un déficit de un 0.5% de alcohol en sangre, va arrasando allá por donde pasa y acumula ya los premios a Mejor actor y el Premio Feroz Zinemaldia del Festival de San Sebastián y el de Mejor película en este BFI London Film Festival.

    Vinterberg nos zambulle en este experimento en el que desde el principio el espectador es consciente de que las cosas van a acabar descontrolandose, y casi uno de sus mayores atractivos es el ser partícipe de cómo eso ocurre. Mads Mikkelsen nos deleita con otra de sus brillantes interpretaciones. Mención especial también al pequeño segmento de la película en el que el director nos muestra cómo se comportan los líderes mundiales bajo los efectos del alcohol.

    honeymood

    Honeymood, una noche para recordar

    Desde Jerusalén nos llega esta comedia romántica que dirige Talya Lavie, siendo esta su segunda película desde que estrenara en 2014 Zero Motivation, y la primera que da el salto internacional. En ella se nos presenta a una pareja recién casada que está dispuesta a arrancar su luna de miel y vivir felices para siempre… o eso se creen ellos. Enseguida empiezan a salir a la luz secretos, trapos sucios y medias verdades que ambos se habían estado ocultando, lo que les lleva a iniciar una aventura nocturna por las calles de la ciudad israelí con el fin aclarar la situación y recuperar la confianza mutua que parece haberse esfumado en cuestión de minutos.

    En Honeymood, Lavie nos demuestra su talento para elaborar una comedia que consigue mantener el interés a lo largo de todo el metraje sin apenas flaquear, bebiendo de influencias como las recientes series de televisión You’re The Worst y Lovesick, que parecen marcar el tono a seguir en la cinta.

    Presentada casi como una road movie de una noche, la película se dedica a narrar todas y cada una de las aventuras y desventuras que ambos viven juntos y por separado, creando el caos y una serie de catástrofes que se van desencadenando a su alrededor, que quizás parece no terminar de cuajar completamente, y se apresura a una resolución algo anticlimática en comparación con el resto de la trama.

    200 meters

    200 Meters, salvando las distancias

    Y desde el otro lado de la frontera, una propuesta diametralmente opuesta: cine social urgente y de actualidad de la mano de Ameen Nayfeh, quien debuta con 200 Meters. En ella aborda el conflicto palestino-israelí desde el punto más humano, siguiendo a Mustafa, un padre de familia palestino que se ve en una encrucijada cuando uno de sus hijos es llevado a un hospital en Israel y su permiso para entrar en el país le es denegado. Empieza entonces una odisea que llevará al protagonista más allá de sus propios límites, enfrentándose a las situaciones más extremas con tal de poder estar junto a su hijo.

    La mayor virtud de la peli de Nayfeh es que explora todos los puntos de vista que intervienen en el conflicto, intentando dar el tono más neutro y realista posible, sin caer en sentimentalismos ni juicios de valor.

    La situación en la frontera entre ambos países es sin duda delicada y conflictiva, y el modo en el que el director se acerca a la historia, desde un conflicto pequeño que sin embargo significa un mundo para el protagonista, le hace cobrar mucha más relevancia. Es un acierto también el incluir tan hábilmente a personajes tan distintos en la misma trama y de manera orgánica, ampliando el abanico de ideales, creencias y motivaciones de los diferentes relatos que transcurren a lo largo de la cinta.

    el discipulo

    El discípulo, persiguiendo la maestría

    Viajamos por último a la India para acercarnos a El discípulo, la cinta de Chaitanya Tamhane, quien escribe y dirige este espiritual viaje a los orígenes y fundamentos de la música clásica hindú.

    Seguimos a Sharad Nerulkar, su protagonista, nos adentramos en la dedicación de toda una vida a perseguir la maestría vocal en la música clásica hindú, una profesión con siglos de antigüedad y que requiere una constante concentración y aprendizaje.

    A medio camino a veces entre una película tradicional y un manual sobre teoría musical (o incluso un mantra para meditar en las partes más profundas de la cinta), la cinta de Tamhane explora a fondo no solo esa dedicación del protagonista alcanzar sus objetivos, si no también la relación con su padre y cómo esto ha influido en su vida y le ha dado forma a todas las decisiones de su vida adulta.

    Un reflejo de cómo a veces hacemos importantes cosas que carecían de tal importancia para nosotros, por culpa de las expectativas que otros tienen, y el viaje en el que nos embarcamos para intentar conseguirlas.

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