Entre Londres y Sitges, hablamos de Rose, Siberia, Shirley y Possessor
2020 ha sido un año diferente para todo el mundo. El sector cultural ha tenido que adaptarse sobre la marcha a todos los cambios que se han ido presentando, para seguir al pie del cañón hasta en los momentos más difíciles.
La industria cinematográfica es una de las más afectadas, con cierres de cines, retrasos de fechas de películas y cancelaciones de festivales. Aún así muchos han seguido luchando para poder seguir disfrutando de los mejores estrenos de la forma más segura posible.
Los Festivales de Sitges y Londres, que celebraban sus ediciones 53 y 64 respectivamente a mediados de octubre, han sido un absoluto éxito tanto en sus presentaciones como en todas las medidas con las que han contado para llevar a cabo toda la programación respetando todas las medidas sanitarias.
En este artículo repasamos tres propuestas que bien podrían haber estado en Sitges este año pero que fueron estrenadas en Londres y otra que ha triunfado en ambos festivales.
Rose, una historia de amor diferente
La debutante Jennifer Sheridan dirige y monta esta película británica que narra la historia de Rose y Sam, una pareja que vive a las afueras de una pequeña ciudad, alejados de cualquier contacto con la realidad por la rara enfermedad que sufre ella, pero que se verán puestos a prueba con los imprevistos que se les presentan en su día a día y que pondrá en peligro su futuro juntos.
La cinta está protagonizada por Sophie Rundle, a quien muchos conocerán por Peaky Blinders o Bodyguard, y Matt Stokoe, actor en Misfits y Maldita, y guionista de la propia Rose.
Sheridan nos adentra en esta vuelta de tuerca a una historia de terror con tintes de drama romántico (o viceversa), en la que el concepto del vampiro se reinterpreta hasta convertirlo en algo humano y verídico, poniendo el foco la pareja y su relación como núcleo de esta historia. Y a pesar de que en el metraje no se llegue a explorar nada particularmente original o que no hayamos visto previamente en películas similares, Rose mantiene la suficiente intriga para seguir las desventuras de la pareja hasta el final de la cinta.
Siberia, viaje a lo más profundo de la mente
Abel Ferrara sigue un ritmo imparable y, tras Tomasso en 2019, llega este año a las salas con su nueva película, Siberia, y en ella cuenta de nuevo con Willem Dafoe (Spider-Man, The Lighthouse) para la que es su sexta colaboración juntos.
Dafoe interpreta a un hombre que ha decidido dejar atrás su vida para llevar un local en Siberia donde nadie le conoce y puede empezar de cero. Pero ni aún viajando al otro lado del globo terráqueo puede huir de los problemas y recuerdos de su vida anterior que aún le atormentan y marcan su día a día.
De alguna manera, Siberia podría calificarse de road movie, no solo por el viaje físico que emprende el protagonista en ella, si no también por el viaje mental a lo largo de toda su vida. El director nos hace partícipes de una manera un tanto onírica y surrealista de las experiencias vividas por el hombre antes de huir a Siberia, creando pieza a pieza un complejo rompecabezas de experiencias traumáticas, remordimientos y errores.
La compenetración entre Ferrara y Dafoe es palpable en cada ocasión que colaboran, y si bien en este caso se trata de una película compleja y que exige cierto esfuerzo por parte del espectador, el viaje emocional y sensorial que propone la película lo vale.
Shirley, retrato de una obsesión
Quizás sea de las cuatro propuestas de las que hoy hablamos la que más se aleja del terror tradicional, pero está claro que Josephine Decker, que empezó a hacer sonar su nombre hace tan solo un par de años por Madeline’s Madeline, ha querido dotar en esta ocasión a su película de esa atmósfera de misterio y tensión que envuelven las novelas de Shirley Jackson, figura en torno a la cual gira la cinta.
Elisabeth Moss interpreta a la autora americana en medio de la creación de una de sus novelas mientras su marido, interpretado por Michael Stuhlbarg, recibe en casa a un joven profesor y su pareja (Logan Lerman y Odessa Young), alterando completamente las vidas de los cuatro protagonistas.
Al igual que en su anterior película, Decker se decanta por no seguir una estructura muy convencional en su narración, dedicando casi todo el esfuerzo de su trabajo de dirección a la atmósfera y el tono de la cinta, haciendo de esto su sello más personal. Esto provoca que a veces sea más difícil conectar con todo lo que está ocurriendo, o al menos sentirse enganchado por la historia, pero se compensa generosamente con el trabajo de los cuatro actores principales, que soportan innegablemente el peso de la narración que propone la directora y que nos trae de nuevo a una Elisabeth Moss capaz de cualquier papel que se le ponga por delante.
Possessor, la consagración de Brandon Cronenberg
En esta última propuesta hablamos de la que ha sido ganadora a mejor película y mejor director en esta edición del Festival de Sitges: Possessor. La cinta está dirigida por nada menos que Brandon Cronenberg (hijo del reconocidísimo David Cronenberg que nos deleitó en su momento con obras como Scanners, Videodrome o Crash), quien llevaba sin estrenar un largometraje desde 2012 cuando comenzó su carrera con Antiviral.
Brandon Cronenberg vuelve por todo lo alto con un thriller de ciencia ficción en el que nos adentramos en la vida de Tasya Vos, una agente secreto que trabaja para una organización que se dedica a usurpar cuerpos con el fin de usarlos para cometer crímenes para clientes adinerados.
Lo primero que llama la atención de la cinta es el reparto de lujo con el que cuenta, encabezado por Andrea Riseborough, Christopher Abbott, Sean Bean y Jennifer Jason Leigh, llevando los dos primeros absolutamente todo el peso del filme de manera exquisita e hipnótica.
La trama y el desarrollo no siempre es tan brillante como se desearía, pero el director lo compensa a base de litros de sangre y un casi enfermizo afán por recrearse en la brutalidad de los crímenes que se comenten.
Cronenberg se postula así con Possessor como uno de los grandes nuevos directores a tener en cuenta en el mundo de la ciencia ficción. Firma una cinta fascinante y sugestiva, que además resulta extremadamente satisfactoria en el aspecto visual y estético.