Desde el estreno de Endgame parece bastante evidente que Marvel no va a conseguir otra vez llegar a esos límites. De taquilla, de popularidad… de éxito en definitiva. La película supuso una culminación casi imposible de décadas de planificación en una industria, cuanto menos, volátil. Y, lamentablemente, la primera que tiene que darse cuenta de ello es la propia Disney/Marvel. Lejos de productos escritos y diseñados de forma robótica, como Ant-Man 3:Quantunmania o extrañamente pretenciosos como Secret Invasion, la productora ha dado un paso, tímido y quizás pequeño, pero un paso al fin y al cabo en una dirección diferente con Echo. El tiempo dirá si era correcto.
Echo, perdida en la América rural
Echo es la primera serie spin-off de otra serie de Marvel, Hawkeye, donde entre las desventuras del pobre Clint Barton para llegar a casa por navidad y de paso ayudar a una joven en apuros, se enfrentó de bruces con Maya López, la ahijada de Kingpin. Maya es una lugarteniente del jefe criminal de Nueva York, leal y letal a partes iguales. Sin embargo, en un último momento se le revela que fue su propio padrino el que orquestó el asesinato de su padre biológico. Toda su realidad se queda hecha añicos, por lo que solo la queda acabar con todos los lazos de su vida criminal y huir hasta su ciudad natal.
Las raíces de Maya están en un pequeño pueblo de Oklahoma, donde le será imposible levantar ese muro emocional de poder y control que tenía en la gran ciudad. Ahora los fantasmas del pasado la persiguen a casa paso. Su familia, su comunidad, sus amistades e incluso los viejos enemigos vuelven para enfrentarse a ella.
Héroes rústicos
Echo nace como la primera serie bajo el sello Marvel Spotlight, pensado para ofrecer productos más maduros o realistas, un poco alejados de la línea principal de la compañía. Este sello fue anunciado el pasado año y posiblemente esta serie no estuviese específicamente diseñado para él, no es especialmente explícita, ni aborda unos temas que no puedan entenderse con facilidad, pero sin embargo si que explora muy en profundidad la cultura nativa americana y sus raíces.
En la serie, Maya, al igual que la propia actriz que la interpreta, Alaqua Cox, es sorda, nativa americana y carece de una pierna. De la misma forma que pasó con la serie de Ms Marvel, pero esta vez de una forma mucho más sobria, la mayor parte de la trama se centra en esa reconexión del protagonista con su pasado y sus tradiciones. Y al igual que pasaba con esa otra serie, a lo mejor no es lo que los fans esperaban ver.
Las raíces de dos árboles diferentes
En los cómics Echo también es sorda y nativa americana, aunque su característica principal es que es capaz de imitar las capacidades de cualquier con solo verlo (al igual que el desaprovecha Taskmaster de la película de Viuda Negra). Si ve a un pianista de ópera tocando, sería capaz de replicar a la perfección su música. Si ve a Ojo de Halcón, podría disparar exactamente igual de bien. Al basar todas sus habilidades en la vista y carecer de otro de los sentidos, eso lo ha llevado más de una vez a enfrentarse y aliarse con Daredevil. Al igual que él es una justiciera callejera, pero con fuertes lazos con el crimen debido a su pasado.
Sin embargo, en la serie Maya sale de los oscuros callejones llenos de ninjas (sí, cómics) y jefes criminales con superpoderes para irse a un pequeño pueblo en mitad de Oklahoma. Con su depósito gigante de agua y su bolera/pista de patinaje y todo. Con matones paletos. Donde lo más peligroso para ella es si su prima va a estar dispuesta a hablar con ella después de tanto tiempo.
Una producción escueta, pero con elementos brillantes
Quitando el hecho de que la trama posiblemente no es lo que alguien pueda esperar en un primer lugar, la serie tiene un par de escollos. En un primer lugar, se nota que en los últimos años las producciones en Estado Unidos están haciendo un gran esfuerzo por redignificar a los denostados nativos americanos, como pasa con Los asesinos de la luna de Scorsese o la segunda temporada de What If…? dentro de la misma casa Disney. Sin embargo siento que es difícil apreciar correctamente fuera del país el dedicarle una serie entera a las raíces nativas de un personaje.
Para mantener la atención, Echo despliega unas muy interesantes coreografías de acción muy bien dirigidas y filmadas, donde la propia Alaqua Cox brilla con luz propia, incluso incorporando su pierna prostética como uno de los elementos diferenciadores. Aunque no sea una serie puramente de acción, esos elementos se agradecen.
Además la serie cuenta con uno de los mejores villanos de todo el MCU, posiblemente detrás del redimido Loki. Se trata de Kingpin, interpretado magistralmente por Vincent D’Onofrio y que consigue dotarle de profundidad y humanidad terribles. Ya se comía la pantalla en Daredevil y consiguió demostrar que era una bestia peleando en Hawkeye, pero aquí conocemos un poco más de su retorcida forma de ver el cariño o la familia.
La conclusión, CON SPOILERS
Echo nos recuerda a ese MCU embrionario que empezó a gestarse en Netflix. Pretende ser intensa y adulta especialmente debido a que la mayoría de personajes mantienen un rictus serio constantemente, pero termina fallando por la propia trama. Maya llega a su pueblo natal con una misión muy clara, pero que no termina de transmitir al propio espectador.
¿Qué pretende saboteando los suministras de la empresa de Kingpin? Más allá de realizar un acto terrorista y matar a una serie de trabajadores en Nueva York, no queda claro si quiere destruirlo todo o hacerse con el puesto de su padrastro. Lamentablemente ese plan rápidamente se ve eclipsado por los flashbacks explicando los orígenes míticos de la cultura Choctaw que llegan a empañar el propio final.
Era complicado volver a ver una pelea contra Kingpin al nivel de la de Hawkeye, pero el desenlace resulta absolutamente anticlimático, relegándolo a una justificación para cambio de ser del villano para un hipotético futuro donde llegue a convertirse, como en los cómics, en alcalde de Nueva York.
Echo es una serie construida en especial para tender puentes, pero que falla en su arranque y además tiene un final con muy mal sabor de boca. Un pequeño paso en una dirección diferente, pero posiblemente lejos aún de lo que el público pueda agradecer.