Hablemos de Okja, la última sensación de Netflix, una película surcoreana escrita y dirigida por el gran Bong Joon-ho. No es la primera vez -y espero que no sea la última- que su director nos regala una película de ficción sobre la relación del hombre con la naturaleza. Ya lo hizo anteriormente con The Host (2006) y Snowpiercer (2013), película esta última en la que, además, se criticaban las escalas de poder de la sociedad y la gran capacidad que tiene el ser humano para la destrucción.
Tilda Swinton, a la que ya vimos en Snowpiercer en un papel similar, vuelve a ponerse del lado de los villanos. Unos villanos que no llevarán disfraz -aunque sí una peculiar indumentaria-, pero que acomenten acciones que atentan contra la integridad y vida de los seres vivos. Y es que de eso va Okja. Hay veces en que tienen que disfrazarnos un poco la realidad, edulcorarla y aficcionarla para que no se rechace el mensaje que se nos está ofreciendo. Okja es un supercerdo, criado por una chica, Mija (una muy correcta interpretación de An Seo Hyun), en algún lugar de las montañas surcoreanas, cerca de Seúl. Mija vive en una cabaña con su abuelo y con este grandioso animal, que será la llave que abrirá las mentes de mucha gente.
Lucy Mirando (Swinton) es el rostro visible tras el letal experimento. Una creación y crianza de animales modificados genéticamente para su posterior consumo al cabo de 10 años, cuando ya sean de un tamaño considerable y estén listos para cortar y servir. Suena duro, crudo, pero así es. Estos animales son enviados a granjas, repartidas por el mundo, donde se cuidarán, dándoles una ilusión de libertad, que luego pretenderán arrebatarles. El discurso me recuerda a la película italiana Bella e Perduta, del director Pietro Marcello, en la que un búfalo, a través de su voz en off, nos cuenta cómo no podía entender qué había hecho de malo para tener un destino semejante. Si eres animal, no hace falta que hagas nada, tu destino está sellado desde que naces.
Mija quiere recuperar a Okja después de que la multinacional -Mirando Corporation- se lo llevase para exhibir, ante el público, el buen ejemplar que pasará en breve a convertirse en una gran fuente de alimento. Gracias a dios, Mija no está sola, ya que un grupo de defensores de los derechos de los animales, autodenominado como ALF, quiere acabar con esta práctica inmoral. Poco a poco la acción va desarrollándose en la búsqueda y salvación de Okja. Aunque no es el único animal en peligro.
Lo que se muestra en Okja aturde, horroriza, pero ¿por qué ahora?, ¿es que nos suena a nuevo todo esto? No. Una cosa es no mirar, y otra apartar la mirada, que es algo que está muy de moda en la sociedad actual. El maltrato animal es un tema que siempre ha estado ahí, que persiste, y que parece no importarnos demasiado. Okja es un supercerdo al que se le coge cariño, es entrañable y bueno pero, ¿y los cerdos de tamaño normal que son enviados día tras día a los mataderos?, ¿y el resto de especies a las que se les adjudica el mismo y tortuoso destino que a Okja qué, qué ocurre con ellos? Como no son los entrañables animales protagonistas de una historia, nos dan un poco más igual.
La película hace una crítica bastante profunda al sistema de producción y consumo alimenticio que existe hoy día, en el que los animales son víctimas a gran escala y de forma imparable. No es solo el hecho de que se consuma carne, es cómo se hace y a qué niveles. No se piensa en lo que esto acarrea a las tantísimas especies que estamos masacrando, aniquilando, en esas cadenas, con esa masividad, con un respeto cero por el mundo animal. Hay que tener cabeza, hay que ser responsable, la huella ecológica que dejamos tiene un impacto, y si nos comportamos como si no lo tuviese, terminaremos por destruirlo todo, cosa que se nos da bastante bien.
Espero que esta película no caiga en el vacío o se pierda, como tantas otras obras que hablan de lo mismo. Aquí creo que Okja ha sido muy inteligente, con su tono e intención, para lograr llegar más a la audiencia. Y lo hace a través de ese aparente camuflaje de ficción más fantástica y distópica, con una mayor sutileza de su mensaje, que va mostrándose de forma más explícita cada vez, hasta desembocar en un final donde estalla, donde ya no puede reprimirse más. Es ahí cuando la onda expansiva traspasa la pantalla y te impacta en el corazón. Pero es que ha de hacerlo.
Sin desvelar nada del final, sí cabe mencionar, al menos, el papel conciliador que tiene el dinero en este clímax, mostrando cómo capitalismo y consumismo van siempre de la mano, una tóxica unión que prioriza sobre todo, y que mueve los hilos del mundo a su voluntad. Unos hilos que, además, controlan aquellos a los que no les importa lo que se teja con ellos, siempre que no afecte a sus propios intereses.
Si la misión del cine como elemento comunicador es mandar un mensaje, Okja ha sacado un sobresaliente.
Dirección y guion: Bong Joon-ho.
Reparto: Ahn Seo Hyun, Tilda Swinton, Jake Gyllenhaal, Paul Dano, Devon Bostick, Lily Collins, Steven Yeun, Byun Hee-bong, etc.
Disponible en Netflix.