¡Bienvenidos a Sitges!
Sitges. La ciudad donde se celebra el Festival Internacional de Cine Fantástico más importante de España y un referente mundial para el cine de género. Pese a ser ya habituales en el Zinemaldia o la SDCC, este es el primer año en el Festival de Sitges. Como no podía ser de otra manera, la ciudad se vuelca con el festival. Las callejuelas se engalanan en blanco y negro y el King Kong que sirve de mascota del festival aparece por todos lados. Los asistentes, un público muy especializado, se viste con sus mejores camisetas frikis y se arman con provisiones y café para estar horas y horas dentro de las cuatro salas de la ciudad. Sin duda una ciudad así te atrapa desde el primer momento.
Como ya viene siendo habitual, cada vez más caras conocidas se suman a visitar la ciudad barcelonesa. Este año, durante el primer fin de semana han venido caras conocidas Como Nikolaj Coster-Waldau, por Suicide Tourist o Patrick Wilson, al que pudimos entrevistar por su papel en En la hierba alta.
En la hierba alta (aquí la review completa) abre Sitges y nos sumerge en el relato corto de Stephen King y Joe Hill, en una carretera sin nombre de la América Profunda, rodeados de altos tallos. Vincenzo Natali consigue contar una historia que descoloca al espectador, con referencias primigenias incluidas. Una hora y media divertida sin pretensiones ni metáforas que podemos disfrutar ya en Netflix.
Atrapados en sus casas, un nuevo subgénero
Este festival ha comenzado lleno de películas de gente, que por un motivo u otro se encuentra atrapados en sus casas. Nosotros comenzamos con la gélida The Lodge. Una película que tiene un comienzo bastante intrascendente pero que rápidamente da un giro (con gritos de sorpresa entre el público) que deja al espectador pegado a la silla toda la película. Una pareja de niños se quedan atrapados en la casa de invierno junto a la novia de su padre, a la que no quieren. Rápidamente todo se complica, haciendo pensar si lo que viven es realidad o ficción, llegando a plantearse si esa tormenta es real o se trata de algo mucho más sombrío. Una película sobria pero muy eficiente en sus recursos, sembrando dudas y dilemas a lo largo de toda la película, mientras los personajes descienden hacia la locura.
Del irlandés Lorcan Finnegan (al que pudimos entrevistar) surge la película Vivarium, una reflexión asfixiante que desgrana los miedos profundos de las parejas en la treintena: buscar casa y tener hijos. Una joven pareja decide inocentemente visitar un apartamento de una nueva urbanización. Cuando se despistan, el agente inmobiliario ha desaparecido y se encuentran sólo en medio de una urbanización infinita. Al igual que los alimentos, un día aparece una caja en la puerta, con un bebé. Jesse Eisenberg e Imogen Poots protagonizan este drama en el que los dos jóvenes se irán sumiendo en la desesperación mientras ven cómo ese niño comienza a crecer y a convertirse en otra cosa. Vivarium parte de una idea muy potente pero cae rápidamente en la repetición. A pesar de ello, plantea una interesante historia con un reparto muy reducido.
Cuando los deseos se convierten en nuestra peor pesadilla
Para terminar esta selección de gente encerrada en sitios, esta vez nos centraremos en quien no quiere salir, no en quien no puede con The Room. ¿Qué harías tú si tuvieses una habituación que pudiese darte cualquier cosa que deseas? ¿Dinero? ¿Ropa cara? Eso es lo que se plantea la pareja que acaba de mudarse a esa extraña mansión, donde murieron esas dos personas hace 45 años.
Detrás de un papel pintado y cerrada con una llave puzzle, se encuentra una extraña habitación que te da todo lo que quieres. Pero, ¿y si lo que más deseas es tener un hijo? Al igual que con la anterior película, The Room nos habla de la mortalidad y la maternidad, añadiendo un elemento fantástico que se va complicando a medida que avanza la historia. Aunque al final la película cierra un poco precipitadamente ofrece un buen giro final que lo deja en las manos del espectador.
