Lo que hacemos en las sombras, aprendiendo a reinventarse
La segunda temporada de Lo que hacemos en las sombras ha llegado a su fin y no puede pasar desapercibida. La serie emitida en HBO se estrenó el año pasado y este ha sido el año en el que ha empezado a hacerse eco, sin duda una de las mejores comedias del año.
Lo que hacemos en las sombras llegó como un nuevo proyecto tras la película homónima del 2014 protagonizada por Taika Waititi, el director de Jojo Rabbit y Thor: Ragnarok se encarga de la producción de la serie, llegando incluso a dirigir alguno de sus capítulos siempre con ese sello propio. En Moobys te traemos cinco razones esenciales por las cuales no debes dejarla pasar!!!
Por la temática
Independientemente de que sea una comedia, la temática de vampiros y criaturas sobrenaturales siempre es un acierto cuando las cosas se hacen bien. Ver vampiros, hombres lobo, brujas o trolls en un mundo actual siempre te alegra el día. Además, el tono cómico que le da el magnífico guion de la serie consigue que veas a estas criaturas en situaciones en las que nunca te habrías imaginado.
La serie bebe constantemente de los tópicos del género pero ha ido más allá de los estereotipos tan marcados de los protagonistas de la película, dejando muy atrás la idea original y teniendo vida propia. Lo que hacemos en las sombras nos da todo esto, situaciones locas, bromas acertadas, criaturas extrañas, nos hace ponernos en situaciones diferentes y divertidas.
Tres vampiros fuera de tiempo
Nandor, Laszlo y Nadja viven en Staten Island, pero tienen una mentalidad de hace cientos de años. Todo para ellos son novedades, y su estilo no encaja para nada en el mundo actual. Una buena base para ir enlazando situaciones cómicas.
La propia personalidad de los vampiros no ayuda en absoluto, ya que no saben desenvolverse para nada cuando la situación se complica. Gran parte de la comedia de la serie se basa en la ignorancia e inocencia del trío protagonista. Las actividades más humanas y cotidianas como ir a la tintorería o viajar en coche son las que resultan más cómicas.
Laszlo ha dado sin duda un paso al frente en esta segunda temporada, y en cada episodio vemos que no tiene ningún tipo de filtro. Nadja también ha tenido sus momentos en la temporada con la aparición de las brujas y los fantasmas, pero si un vampiro nos lleva conquistando poco a poco es…
Colin Robinson
Si hablamos de dar un paso adelante, esta ha sido la temporada de Colin Robinson, y vamos a darle el crédito que se merece. Para los que no hayan visto la serie, Colin no es un vampiro corriente, si no que es un vampiro energético, y «chupa» la energía de humanos y otros vampiros mientras les tortura con conversaciones aburridas.
Un concepto que no es nada llamativo a primera vista, no vamos a mentir, pero en esta segunda temporada hemos visto que puede ser de lejos, el más divertido de los cuatro vampiros. A pesar de que no sufre esa clase de descolocación temporal de los otros tres, su actitud desganada antes la vida le hace igual de dependiente que los demás. Todos conocemos a algún Colin Robinson, y el hecho de que sea vampiro es sin duda la gran apuesta de la serie.
Un formato muy acertado
El formato de falso documental o mockumentary puede funcionar muy bien o muy mal, y un ejemplo de lo primero es la aclamada Modern Family. Sin embargo, en Lo que hacemos en las sombras consiguen darle aún más dinamismo, y ver a estos personajes hablar directamente a la cámara le da ese toque que hace que la serie sea redonda.
La serie aprovecha todo lo que puede el formato, incluyendo a los cámaras y al equipo en varios episodios mucho más que otras comedias de este tipo. Una simple mirada basta muchas veces para que todo funcione a la perfección (otro ejemplo muy claro de ello es Fleabag).
Guillermo cazavampiros, la guinda del pastel
«Guillermo» es el humano que vive con los vampiros y les ayuda en las tareas domésticas con la intención de convertirse en vampiro en algún momento. El personaje tenía su gracia, pero es el claro ejemplo de cómo la serie se ha conseguido reinventar en esta segunda temporada sin que las situaciones se vuelvan repetitivas. Es precisamente el pilar de esta temporada y hace que todo engrane a la perfección.
Este peculiar personaje funciona como ese espectador que realmente no se cree lo que ocurre en una casa de Staten Island en la que cuatro vampiros son compañeros de piso. Todos somos Guillermo.