Un Diván en Túnez, 11 de Septiembre en cines
El mes de septiembre trae consigo algunos estrenos que la verdad no resultan muy atractivos salvo la nueva de Kingsman y poquito más la verdad. Entre esos estrenos, se encuentra Un diván en Túnez, que he podido ver ya y aquí os traigo mi opinión al completo de una cinta que me parece entretenida pero poco más.
En esta comedia francesa lo que sobresale es la crítica social que más o menos traslada la cinta al espectador para meternos en un mundo distinto al que estamos acostumbrados, llenando de veracidad ciertos momentos que podrían parecer un tanto surrealistas. Con todo esto, no estoy diciendo que sea una mala película, ni mucho menos.
Pero creo que es una de esas cintas que es disfrutable para un cierto sector de espectadores y para otros, un tanto aburrida, como ha sido mi caso. Pero en general y antes de meterme a fondo con ella, os puedo garantizar que es bastante entretenida y que no está de más echar un ojo a otras producciones de género europeo. Ahora sí, comenzamos.
Un Diván en Túnez es entretenida pero no efectiva
Un Diván en Túnez nos narra la vida de Selma (Golshifteh Farahani), que tras varios años estudiando en Francia, abre su propia consulta en un popular suburbio de Túnez. Justo después de la famosa «Primavera Árabe». Allí tendrá que tratar con pacientes nuevos y adaptarse a los problemas que se irán originando por sus diferencias culturales. Reencontrándose así con un pasado que creía haber olvidado y dejado atrás.
Parece que no, pero os juro que en realidad, esta cinta francesa es una comedia al uso que lo mejor que tiene es la protagonista en cuanto a construcción de personajes. Es una mujer fuerte, que no depende de nadie y el principal choque cultural con lo que tiene a su alrededor, ya que el pensamiento general tanto de hombres como de mujeres es machista. Lo que choca mucho con su forma de ser y yo diría que resulta siendo el principal antagonista de nuestra protagonista a batir en toda la cinta.
El mensaje estaba claro desde un principio y resulta bastante predecible porque en sí, el contenido del metraje es básicamente la lucha que tiene Selma por sobresalir de esos tópicos machista, algo que obviamente hace. Y una vez vista en su totalidad te das cuenta que te has entretenido, que no te ha resultado aburrido pero que en sí, no ha calado en mí como espectador. No creo que sea una cinta eficaz la verdad.
Los complejos del mundo árabe están bien escritos
En su poco más de hora y media, pese a no resultar una película que incide en tu interior o forma de pensar, si que te llega a transmitir de forma muy efectiva todos los pensamientos y complejos que el mundo árabe representa, con un toque cómico eso sí, pero en general, están bien escritos. Algo que como dije antes, ayuda bastante en la introducción del espectador en este mundo surrealista con secuencias a veces muy locas que terminas comiéndote con patatas.
El reparto es muy bueno y sobretodo la actuación de Golshifteh Farahani que me parece sublime. Los secundarios también trabajan muy bien y crean una coralidad interpretativa que realmente es lo que te hace sacar una sonrisa. Sonrisa que desde luego no saca un guion bastante pobre en creatividad y ritmo narrativo, lo que más me decepcionó, sinceramente.
En líneas generales, Un diván en Túnez es una comedia dramática que no termina de encontrar un rumbo fijo entre géneros y que sinceramente, resulta entretenida pero no eficaz en muchos aspectos. Se ayuda del reparto para elevar un guion muy pobre y convertir a la película en un proyecto pasable que como dije antes, quizás sea una historia escrita para cierto sector en concreto. No para mí.
Director: Manele Labidi Labbé.
Reparto: Golshifteh Farahani, Majd Mastoura, Hichem Yacoubi, Amen Arbi, Ramla Ayari.
Género: Comedia. Drama.
Duración: 88 minutos.
Fecha de estreno: 11 de Septiembre de 2020.